JACQUES DE MOLAY: (Maldición Templaria)

Supongo que habrá quedado claro que siento una gran pasión por la música, pero en esta ocasión escribiré sobre mi otra gran pasión, la Historia, y en concreto la Edad Media.

Jacques de Molay nació aproximádamente en 1243 en Vitrey (Francia), y en 1265 se unió a la famosa Orden del Temple (o Templarios). Creada en 1118 por Hugo de Payens y ocho caballeros más, batallaron en nombre de la cristiandad con el apoyo de la Iglesia y la mayoría de potencias europeas, con el consiguiente incremento de fama y riquezas.
Pero vamos al tema, porque en 1292, tras la muerte de Thibaud Gaudin, Jacques de Molay se convierte en el 23º Gran Maestre de los Templarios, y en seguida se pone manos a la obra, luchando entre 1293 y 1305 contra los musulmanes (en 1298 tomó Jerusalen) sin saber que dos años más tarde sería traicionado por el rey de Francia, Felipe IV el Hermoso (en apariencia), que necesitado de riquezas para su guerra contra Inglaterra, presionó duramente a la Iglesia para condenar a los Templarios y repartirse todas sus riquezas.

Pese a que en un principio el Papa Clemente V se negó, finalmente cedió a las presiones (probablemente cuando se enteró de la cantidad del botín), y en 1307 ordenó su detención tras las acusaciones de un espía francés, Esquieu de Floyran.
Los Templarios fueron acusados de sacrilegio contra la Santa Cruz, herejía, idolatría y muchas otras barbaridades (todas ellas seguramente falsas), y tras ser interrogados y torturados durante 7 años, en que continuamente confesaban para retractarse a continuación ante el jurado (imaginad las torturas... que en aquella época no se andaban con sutilezas), fueron condenados a la hoguera, sentencia ejecutada ante la Catedral de Notre Dame el 18 de marzo de 1314.

Pero antes, mientras le leían la sentencia, Jacques de Molay, ni corto ni perezoso, y con el riesgo de enviar su alma al infierno (algo que ahora daría cierta risa pero que antes no era moco de pavo), señaló a sus perseguidores y les maldijo, con el lindo detalle de acordarse de los descendientes del rey francés hasta la 13ª generación (toma ya!!!).

Debía tener buena vista el Gran Maestre, porque Esquieu de Floyran murió incluso antes de la condena, Clemente V lo hizo un mes más tarde y Felipe IV en noviembre. Y por si alguien se había olvidado del Maestre Templario, trece generaciones después la monarquía francesa simplemente desapareció (algo que mucha gente agradeció al bueno de Jacques poniendo flores en su tumba, ahora un lugar de peregrinaje).

A partir de aquí empieza la leyenda... Muchos dicen que el 13 es el número de la mala suerte desde esos días (los Templarios fueron detenidos un día 13, y la maldición era por 13 generaciones). Desde el tesoro (que en su mayoría no se encontró) hasta los fugitivos (dicen que muchos ayudaron decisivamente a Robert Bruce en su victoria en Bannockburn contra los ingleses, consiguiendo la independencia de Escocia el 24 de junio del mismo año) y sus artes ocultas (sobretodo después de la capacidad de ver el futuro de Jacques, que causó una conmoción lógica entre sus contemporáneos). Una muestra de que aún es tema de actualidad es la película “El código da Vinci” (que no valoraré por el momento) y una infinidad de libros de mayor o menor calidad.

Un apunte para los catalanes: En Catalunya reinaba Jaume II, que en una auténtica demostración de ser un buen "trilero", requisó las riquezas de la orden, pero se negó a quemarlos en la hoguera. Probablemente es una de las primeras muestras del “seny” catalán... perder las riquezas es mala cosa, pero "palmar" antes de tiempo...