Eran las seis de la tarde de ese día primaveral de mayo donde el sol se había ganado un hueco y mostraba su esplendor a la ciudad. Un paseo por los alrededores de mi hogar se había convertido, por ende de la climatología, en un placer que estaba disfrutando en toda su magnitud. Todas aquellas mismas casas, todos aquellos mismos escaparates, todas aquellas caras que no conocía parecían retomar un renovado vigor que pensaba gozar en su inmensa cotidianidad.
Un cigarro merecía ser testigo de tal instante de dicha irrepetible, obré en consecuencia y seguí disfrutando de la tienda mil veces vista, del jubilado que ocupaba su tiempo caminando hacia su banco preferido del parque, colegiales de dieciséis y diecisiete años volviendo de una jornada agotadora en el instituto... Todo perfecto. Pero no, uno de esos chicos que me cruzaba con cierta regularidad observa el pitillo que sostiene mi mano izquierda, infiere en mi estado de lozanía y osa dirigirse a mi persona con la siguiente frase:
“Señor, ¿me puede dar un cigarrillo?”
La primera impresión fue buscar a ese señor a quien iba dirigida la petición. Visto que yo sostenía un cigarro y que a mi alrededor sólo caminaba una señora cuya pertenencia al género femenino era indiscutible, concluí que, sin lugar a dudas, ese ruego se dirigía a mi joven persona. Miré a los ojos al intrépido estudiante y tras sopesar las consecuencias fatales de su petición le solté un hiriente
“No, es el último”
Se había perdido totalmente la magia del paseo. Un joven de diecisiete años me había tratado de usted. ¡Qué se habrá pensado!, ¿por quién me ha tomado?, ¿acaso pensaba el infeliz que soy un hombre maduro y respetable a quien debe tratarse de usted? Pues no señorito, cometiste el fatal error de no tutearme y construir un muro entre los dos de respeto (supongo yo, que no sería admiración) que no estoy dispuesto a compartir. No tengo diecisiete años pero participo de esa ilusión juvenil, no estoy en ningún escalón superior ni creo tener, ni aparentar una edad en la que el tuteo sea un tratamiento inadecuado para con mi persona.
La magia del momento a tomar por … Abro una nueva ventana en mis sentimientos y minimizo la dicha primaveral para empezar a comerme el coco con la volatibilidad del tiempo, cómo se nos va entre los dedos y nos convierte, o nos hace parecer, algo que no somos ni queremos ser. No quiero ser un señor para un adolescente, no soy su profesor de instituto. Soy alguien que aún tiene mentalidad juvenil y participo todavía de ciertas inquietudes que desaconsejan el tratamiento de usted.
Yo perdí la magia del momento pero el zagal perdió su cigarro, él no lo sabe pero ésa fue mi cruel venganza a su inadecuado tratamiento.
Bueno, os dejo que me voy a la pelu a teñir esas canas rebeldes que engañan y disfrazan mi verdadera personalidad. ;-)
Hasta otra
Un cigarro merecía ser testigo de tal instante de dicha irrepetible, obré en consecuencia y seguí disfrutando de la tienda mil veces vista, del jubilado que ocupaba su tiempo caminando hacia su banco preferido del parque, colegiales de dieciséis y diecisiete años volviendo de una jornada agotadora en el instituto... Todo perfecto. Pero no, uno de esos chicos que me cruzaba con cierta regularidad observa el pitillo que sostiene mi mano izquierda, infiere en mi estado de lozanía y osa dirigirse a mi persona con la siguiente frase:
“Señor, ¿me puede dar un cigarrillo?”
La primera impresión fue buscar a ese señor a quien iba dirigida la petición. Visto que yo sostenía un cigarro y que a mi alrededor sólo caminaba una señora cuya pertenencia al género femenino era indiscutible, concluí que, sin lugar a dudas, ese ruego se dirigía a mi joven persona. Miré a los ojos al intrépido estudiante y tras sopesar las consecuencias fatales de su petición le solté un hiriente
“No, es el último”
Se había perdido totalmente la magia del paseo. Un joven de diecisiete años me había tratado de usted. ¡Qué se habrá pensado!, ¿por quién me ha tomado?, ¿acaso pensaba el infeliz que soy un hombre maduro y respetable a quien debe tratarse de usted? Pues no señorito, cometiste el fatal error de no tutearme y construir un muro entre los dos de respeto (supongo yo, que no sería admiración) que no estoy dispuesto a compartir. No tengo diecisiete años pero participo de esa ilusión juvenil, no estoy en ningún escalón superior ni creo tener, ni aparentar una edad en la que el tuteo sea un tratamiento inadecuado para con mi persona.
La magia del momento a tomar por … Abro una nueva ventana en mis sentimientos y minimizo la dicha primaveral para empezar a comerme el coco con la volatibilidad del tiempo, cómo se nos va entre los dedos y nos convierte, o nos hace parecer, algo que no somos ni queremos ser. No quiero ser un señor para un adolescente, no soy su profesor de instituto. Soy alguien que aún tiene mentalidad juvenil y participo todavía de ciertas inquietudes que desaconsejan el tratamiento de usted.
Yo perdí la magia del momento pero el zagal perdió su cigarro, él no lo sabe pero ésa fue mi cruel venganza a su inadecuado tratamiento.
Bueno, os dejo que me voy a la pelu a teñir esas canas rebeldes que engañan y disfrazan mi verdadera personalidad. ;-)
Hasta otra
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Cierto es amigo Sese, "Tempus fugit"
ResponderEliminar¿No será que estamos en aquella edad en que empezamos a tener un poco de complejo de Peter Pan?
Pues yo con mi canosa barba no te digo na !!! . A mi ya hace años que esto me sucede lo que pasa es que como no fumo, la cosa es que me preguntan por la hora ... Lo que es cierto es que hace ya algún tiempo, por no decir años que no me pasa. Sera porque mi aspecto de hoy es más juvenil? o porqué todos los chavales llevan móvil i con ello un estupendo reloj en la pantalla?
ResponderEliminarYo creo que es la primera opción, se me ve más juvenil !!!
Jjaajaj, dios , Sese!!
ResponderEliminarLos maduritos son la sal de la vida, que te pasa? atractivos, con sus canitas ennobleciendo la pelambrera, al menos no estás calvo ;) y el respeto que se inspira??
Anda que seguro que estás muy guapo canosete y el tinte no dura ni un mes, lo sé por experiencia ;(
jaajajajaj
Tienes fuego?? ;)
5 besos, de una madurita que no le importa serlo ^^
Bueno joder, igual te lo decía por respeto hacia tu persona... Igual te confundió con un aristócrata...
ResponderEliminarComo eres... ;)
Saludos!!!
Cuando nació mi sobrino, hace cuatro años, es bastante común que me digan señora porque me ven con él y creen que es mi hijo, en especial los niños que van al kinder con él. Aunque también me pasa que me dicen señora, luego ya que me ven bien, dudan y dicen señorita jajajaj, pero para evitar esas cosas en México existe el "seño" o el "señito" para no equivocarse.
ResponderEliminarSaludos, ya puse un link para acá en mi blog.
Jjejejej!! quin fart de riure!!!
ResponderEliminarBueno no creo que debas preocuparte demasiado!! a los adolescentes les parecen mayores los que pasan de 25!! El otro día me dijeron:
¿Señora me pasa la pelota? Y a mis 27 no soy una señora, soy una señorita!!
Y lo de teñirte... mmm, los chicos teñidos lo son todo menos atractivos!! Mira ahora Sergio Dalma está de los más atractivo con su pelo canoso!!
PETONETS
A mí también me ha pasado un par de veces lo de que me traten de usted y me siento super rara. Sobre todo porque mi imagen no encaja demasiado con la típica mamá, aunque por edad bien podría tener ya un hijo de 12 ó 14 años. Supongo que no será tanto la imagen que tenemos como el aplomo con el que vamos por la vida (ea :P) lo que nos hace parecer mayores para esos jóvenes de hoy.
ResponderEliminarY coincido con otros visitantes... los hombres con canas están muy atractivos :D
saluditos!
Joel: no tengo complejo de Peter Pan, es que SOY Peter Pan.
ResponderEliminarApa, a reveure
Jordi: celebro que esa barba canosa que tu profesión de actor te requiere haya dado a tu físico un aspecto juvenil.
ResponderEliminarHasta otra
Crespín: es que no quiero que me respete un chaval de diecisiete años, ese es el problema (y de aristócrata, va ser que no doy el porte)
ResponderEliminarNos vemos
Dianna. Al menos me queda el consuelo de la tupida mata de cabello que adorna mi testa.
ResponderEliminar5 besos canosos
Clauminara: supongo que el tuteo y el trato de ud. debe ser muy diferente en México que aquí. Allí, tengo la sensación, que debe ser más generalizado.
ResponderEliminarSaludos (gracias,también estás linkada)
Dafne, ya se me pasó el disgusto. Eso sí, aclarar que aún tengo poquitas canas, ni mucho menos tantas como Sergio Dalma (y aunque las tuviera, sospecho que no sería lo mismo).
ResponderEliminarPetonets
Lillu, allí en Canarias también se debe usar más el trato de ud. que aquí. Aquí prácticamente sólo se usa por respeto (sea edad o profesión) o en el trato profesional/comercial.
ResponderEliminarVisto lo visto, estoy por ir al tinte pero a ponerme más canas, jeje
Saluditoss
Como te entiendo, la primera vez que me sucedió no me daba por aludida, ahora supongo que ya lo he asumido, pero por supuesto yo tampoco les doy el cigarro y que miren mejor, que soy una chavalita joer.
ResponderEliminarSaludos
pues imaginate yo...que trabajo en enfrente de un colegio de primaria...para esos peques, cualquiera que tenga mas de 10 años es "señor/a"...
ResponderEliminarme tienen comiita la moral!!!!
pero luego me desquito pasando por delante de una casa regional de jubilados....y entonces me sale de nuevo el acné....;)...
Besos juveniles!!
Saludos sr. interesante jajajaj
ResponderEliminar5 petons^^
Ilu: pues eso, qué se habrán pensado esos "criajos"!!!. La próxima vez que quieran tabaco que me lo pidan así: "me pasas un piti, colega".;-)
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Saludos.
Nunu: tomo nota de la terapia, ya tengo situado el casal de jubilados del barrio para obrar en consecuencia.
ResponderEliminarBesos
Dianna, gracias, me voy a hacer ggggggg todo el fin de semana para parecer lo que no soy (o viceversa)
ResponderEliminar5 besosgggggg
Pues a mi me pidieron la hora, como señora a los 20 años en el Corte Inglés.. tengo la imagen presente. Después de eso decidí ir a vivir a suecia para que el frio me conservara mejor.. hehe.. Es broma, que no, que es muy bonito cumplir años, sobretodo con dignidad. Y las canas (y los maduritos), a mi siempre me han gustado. Que vivan las canas! :)
ResponderEliminarNúria: pues yo con 24 años pedí una cerveza en un McDonalds y me pidieron el carnet para comprobar si tenía los 18 años pertinentes. Fue mi primera decepción con el tema de la edad.
ResponderEliminarA reveure