David Belenguer es la respuesta.

Ayer durante la eliminatoria de cuartos de final de la Copa de la UEFA 2008, David Belenguer fue todo un ejemplo del fútbol en estado puro. El es la respuesta que busca el artículo "Què està passant" publicado hoy en el Diari AVUI por Pedro Barthe donde, con mucho tino, se pregunta que esta pasando en el Barça, cuando a diferencia del Liverpool, el Chelsea o el Manchester, el equipo se clasifica en casa para las semifinales de la Champions y la grada se muestra fría y semi-vacía al concluir el partido, sin ningún tipo de reacción festiva.

Amigo Barthe, la respuesta la tienes en el partido de ayer, donde hombres como David Belenguer salen a jugar cuando peor estaban las cosas ( su equipo con diez jugadores desde el minuto 5' era asediado por el Bayern de Munich). Se empareja a Luca Toni (campeón del Mundo con Italia) un portento físico y de indudable calidad, y lo hace con molestias en pubis, tríceps de la pierna izquierda y microrotura en el muslo derecho. En estas circunstancias como bien decía el Dr. Pruna del Fc. Barcelona existen jugadores que pueden estar de baja 3 meses y otros que juegan aguantando el dolor. Simplemente en mi opinión es que existen jugadores que tienen vergüenza profesional y aman este deporte y otros que simplemente administran un don.

Belenguer se batió el cobre, dio una lección de como superar las adversidades, enfrentándolas de cara y sobretodo demostró un convencimiento y seguridad en si mismo que le hizo rendir por encima incluso de sus posibilidades, igual que todos y cada uno de sus compañeros. Esta actitud, desprende un halo intangible que llega a la grada y hace que el espectador defienda y ataque junto a su equipo. Sienta como suyos los errores, los logros las victorias y las derrotas. Es la actitud que desprende el jugador y por extensión el equipo lo que hace que exista comunión y causa común, independientemente de si se gana o se pierde.

El fútbol vive peligrosamente para su credibilidad futura, en un constante engaño. Expresiones como, tal jugador puede jugar al 50%, correr es de cobardes, nosotros acariciamos el balón los demás lo maltratan, la calidad es lo primero, el talento pasa por delante del esfuerzo, nosotros siempre jugamos igual, no miramos al contrario etc. ... y muchas mas, quedan muy bien ante un micrófono, pero aparecen desnudas y sin fundamento ante partidos como el de ayer.

Vemos claramente que pese a quien pese Jorge Valdano tenía mucha razón cuando argumentaba que “el fútbol es un estado de ánimo".

Ahí esta la respuesta amigo Barthe, el Getafe proyecta un estado de ánimo donde la simbiosis entre aficionado y equipo es total. Aún perdiendo hace creer a la afición, transmite un proyecto común basado en el esfuerzo y en la calidad bien entendida y el sudor de la camiseta cala en el aficionado porque ve a los jugadores como un igual. Eso es transmitir, eso es hacer creer.

El aficionado del Barça sin embargo en realidad lo que siente en su interior es que no cree en el equipo, en la manera de jugar, en la forma de preparar los partidos, en la actitud personal y profesional de buena parte de la plantilla, de la dirección técnica y del presidente. En definitiva, el culé está resentido, quemado, frustrado con tanto quiero, prometo y no puedo y resultado de esto ha perdido la ilusión. Ve que por más que diga no cambia nada, constata que no forma parte del proyecto. Comprueba que la filosofía de crear un Barça extremadamente aséptico, tan políticamente correcto, desprovisto de cualquier atisbo de pasión, ha convertido al Club en un producto frío que no transmite. Esto se ha trasladado al campo en un discurso monotemático, ejecutado por excelentes futbolistas pero carentes de carisma y personalidad para romper el corsé de una propuesta táctica inamovible.

El resultado final es que el socio no cree en el equipo y no se fía de el.

En resumen, el aficionado del Getafe a día de hoy siente el equipo como algo suyo, el del Barça hace tiempo que ha perdido esa sensación y acude al campo como mero espectador. Es muy injusto cargar las tintas sobre el socio o el aficionado porqué se muestra apático. Si el Barça transmitiera como lo hizo ayer el Getafe, el aficionado reaccionaría como corresponde. No lo olvidemos el artista es el jugador y por ello el responsable de la respuesta del público, en este caso el socio o aficionado.

Hay que recuperar el estado de ánimo y para ello hay que potenciar los modelos Belenguer y postergar los modelos Ronaldinho.

Es así de simple, la afición, el socio, siente más cercano un Belenguer que un Ronaldinho. Si se eliminan los puentes de unión entre grada y equipo el resultado es el que se dio el pasado Martes, indiferencia!!!

Lo peor que puede transmitir un colectivo para lograr el éxito.