Verano cultural

El bolígrafo de gel verde, de Eloy Moreno, original lectura donde un hombre de mediana edad, aparentemente feliz trata de encontrar su lugar en este mundo, y todo a partir de la pérdida de un bolígrafo en la oficina donde trabaja, agradable lectura, ideal para las vacaciones.

Plegarias atendidas, de Truman Capote. Narra las visicitudes de un aspirante a escritor de mediados del siglo XX. A partir de aquí se describe la corrupción de la alta sociedad de la época. Personajes ficticios y reales se entremezclan en esta obra muy alejada tanto en calidad como en estilo de A sangre fría.

Santuario, de William Faulkner. Para un admirador de Amanece que no es poco era una mácula en mi historial no haber leído nada de Faulkner. Y la  primera experiencia ha sido positiva, una tórrida historia de pasiones que nos muestran lo mejor y lo peor del género humano.

Olvidado rey Gudú, de Ana Maria Matute. No he leído El Señor de los Anillos ni me gusta especialmente la novela fantástica. Así que Ana Maria Matute me ha dado la oportunidad de descubrir el género con esta basta creación.

Tal como éramos, de Sidney Pollak, gracias a JuanRa Diablo, he podido revisar de nuevo esta bonita historia de amor y desamor de inigualables protagonistas y memorable banda sonora.

Una Noche en Casablanca, de los Hermanos Marx, no es la mejor obra de los mitos del cine pero sí es agradable revisar alguno  los gags y diálogos mad in Marx que ya no recordaba.

El Paciente Inglés, de Anthony Minghella, multioscarizada película. Otra gran historia de amor que siempre  es opotuno revisar.

En el Nombre del Padre, de Jim Sheridan , interesante reflexión sobre la justicia, la verdad y los medios lícitos y legales para alcanzarlas. Y la  difícil relación de un padre e hijo injustamente condenados.

Matrix, de Andy y Larry Wachowski, lo que para algunos es un referente, una cinta de culto, para mí se ha quedado en una pretenciosa película de ciencia ficción con mucha acción y un enrevesado guión que no ha conseguido transmitirme lo que pesuntamente  pretendía.

El indomable Will Hunting, de Gus Van Sant. Un inadaptado joven, con una capacidad intelectual superior trata, con la ayuda de un psicólogo, de encontrar la paz interior. Y es que el verdadero éxito sólo se cimenta a partir de una aceptación propia.

Café Metropol, de Edward H. Griffith, amable comedia de 1937, protagonizada por una guapísima Loretta Young y  un apuesto Tyrone Power. De las que no se hacen ni se emiten, una rareza digna de verse.

Cazador de Forajidos, de Anthony Mann, memorable western dirigido por uno de los maestros del género y protagonizado por Henry Fonda y Anthony Perkins. Buenos malos, héroes con un pasado oscur, todos los alicientes para disfrutar de este gran filme.

El Castillo en el Cielo, impresionante manga rebosante de imaginación fantasía y también acción. De nuevo una pareja de niños se convierten en héroes perseguidos por las fuerzas del mal.

Fedora, de Billy Wilder. Muy irregular melodrama del genio austríaco, no soporta la continua comparación con El Crepúsculo de los Dioses. Melodrama que incluso a veces roza el ridículo, aún así sigue teniendo toques de genio como la frase de William Holden final: "podría hacer una película de todo esto", a lo que le contestan: "sí, pero no encontraría la protagonista idónea" (o algo así), ¿autocrítica de Wilder?.