Las series de humor nacionales siempre han tenido su tirón. Voy a analizar tres que más o menos han copado mi atención los últimos años. Y lo voy a hacer a través de personajes cuyo estereotipo ha tendido a repetirse y a acentuarse en cada una de ellas.
Es curioso como los personajes que más triunfan en este tipo de series repiten tipologías a priori nada populares.
Hablo de los “hijos de puta simpáticos”, que calan en la memoria popular y son odiados y queridos a la vez.
En Siete vidas el prototipo de personaje lo daba el frutero. Personaje egoísta, putero y básicamente machista. Claro está que en momentos extremos salía su fondo de bondad. Pero encarriló a la audiencia siendo tan, tan machista que él mismo se ridiculizaba, las situaciones eran tan extremas que por sí solas eran inverosímiles.
EL spin-off de Siete vidas, Aída, repite personaje: Mauricio Colmenero. Al egoísmo y machismo del anterior personaje. Ahora vemos que Patricio es además, facha, racista, homófobo, está podrido de pasta y no duda en hundir la vida a sus humildes vecinos para ser un poco más rico.
La que se avecina. Ha sustituido en la parrilla televisiva a Aída. La sucesora de Aquí no hay quien viva presenta a un tipo de lo más peculiar: Antonio Recio. Casado con una beata de antiguo cuño (que se cepilla al conserje) está podrido de pasta (es mayorista de mariscos), cómo no, es egoísta, machista, como el frutero. Además es racista, homófobo (como Mauricio), y no duda en putear a sus vecinos. Pero este ha subido un peldaño más para acercarse al prototipo de personaje indeseable: también es un degenerado sexual, a sus fantasías más o menos lícitas de su matrimonio no duda en irse de “putillas” y aprovechar cualquier ocasión para recrearse en los “pechotes” de sus vecinas o incluso en sus “chochetes” cuando sorprende a su delfín en la cama con su amante.
La que se avecina. Ha sustituido en la parrilla televisiva a Aída. La sucesora de Aquí no hay quien viva presenta a un tipo de lo más peculiar: Antonio Recio. Casado con una beata de antiguo cuño (que se cepilla al conserje) está podrido de pasta (es mayorista de mariscos), cómo no, es egoísta, machista, como el frutero. Además es racista, homófobo (como Mauricio), y no duda en putear a sus vecinos. Pero este ha subido un peldaño más para acercarse al prototipo de personaje indeseable: también es un degenerado sexual, a sus fantasías más o menos lícitas de su matrimonio no duda en irse de “putillas” y aprovechar cualquier ocasión para recrearse en los “pechotes” de sus vecinas o incluso en sus “chochetes” cuando sorprende a su delfín en la cama con su amante.
En fin, son personajes que pese a sus miserias caen bien a la audiencia. Será porque en el fondo son simpáticos, o porque producen situaciones esperpénticas por la ridiculez de las mismas, o porque reconocemos a nuestros semejantes en algunos de los defectos que muestran, o quién sabe si reconocemos en ellos algunos de nuestros inconfesos pecados.
Qué se yo, así que si quieres tener éxito en una serie de humor no dudes en dibujar un personaje lo más pérfido posible disfrazado con traje de humor y patetismo que le haga quedar a sí mismo en ridículo para goce de los televidentes.
Eso sí: acierta en el casting, es esencial y no te pases de la raya (que dónde esta el límite, no se sabe)
En los casos de la primera y la tercera, los actores son buenísimos y si me resultan simpáticos, en cambio, a Mauricio no lo puedo ni ver.
ResponderEliminarY lo peor, es que, hay personajes así, que no hablan así, pero si piensan así.
ResponderEliminarpseudosocióloga: cierto es que si el personaje no te entra no hay nada que hacer, por ello el casting es esencial.
ResponderEliminarSaludos
Ruben: haberlos haylos, aunque esperemos que sean un a minoría que se extingue, aunque no sé yo si...
ResponderEliminarSaludos
Jo, yo dejé un comentario aquí hace un par de días y no está! Blogger y sus misterios :/
ResponderEliminarEn fin, venía a decir que porque estos personajes se ridiculizan ellos mismos, que sino me da a mí que no harían tanta gracia XD
saluditos
Lillu: pues será eso, o porque en el fondo siempre están solos y vemos que la maldad les lleva a esa soledad, que sé yo porque los encuentro "casi simpáticos" y todo.
ResponderEliminarSaludos (y gracias por re comentar pese a los duendes de la blogosfera)
El pescadero me hace mucha gracia! Se le puede tachar de todo, pero sus diálogos dan mucho juego.
ResponderEliminarAl frutero no le seguí mucho, y Mauricio me cuesta... pero a veces está simpático.
Creo que son unos personajes que han calado hondo y que ya forman parte de cierto imaginario colectivo.
saludos,
meloenvuelvepararegalo: quizá sea el pescadero, no sé si por el actor, o porque es el personaje que más se ridiculiza a sí mismo, el que más ha calado en la audiencia
ResponderEliminarSaludos