Seguidor@s de Embolica (Hazte seguidor/a)

martes, 9 de noviembre de 2010

Reina por un día


Las dotes artísticas y un servidor parece que han seguido caminos diametralmente opuestos. La vida se encarga cruelmente de desmoronar ese castillo de arena que es la autoestima, en este caso en cuanto al talento artístico se refiere. Ya de pequeño te das cuenta que el dibujo no está hecho para ti. Pintar y colorear son tareas que agradan en la infancia. Nuestros amables progenitores animan nuestras obras de arte alabándolas de tal modo que el mismísimo Da Vinci estaría celoso de nuestra valía. Pero la sociedad no son nuestros progenitores.

Los primeros años de escuela disimulan nuestros defectos al respecto camuflándolos con frases como el niño tiene imaginación y demás falacias que aplazan la triste realidad. Vas descubriendo que tus creaciones comparadas con la de tu compañera de pupitre son una verdadera piltrafa y no sólo eso, las comparas con el resto de compañeros y estás sin duda en el furgón de cola de los dibujantes de la clase.

Pero no pasa nada, seguro que tienes otra cualidad oculta que más tarde o más temprano advertirás.

Descubres la música, capaz de transportarte, por sí sola, a estados de ánimo inimaginables. “Ay, cómo desearía dominar esta disciplina”; te dan clases básicas en el cole y descubres que tampoco para eso vales, abandonas la guitarra y el siguiente curso los papis ya sólo se gastan el dinero en una triste flauta dada la ineptitud del niño para reproducir armoniosos sones. Lo intentas y tampoco, te queda un rayo de esperanza que se desvanece cuando en la obra teatral del cole se distribuyen los instrumentos musicales y observas, triste, decepcionado y desesperanzado que te ha tocado un triste triángulo.

Bueno, qué más da, música no sólo es crear sino también acompañar, cantar mis canciones favoritas me causa placer, por qué no confiar en tal recurso. Canto en la ducha, tarareo acompañando las canciones de radio, nadie me ha dicho que lo hago mal. Por tanto, a disfrutar con tal recurso. “Lalilo la lo li lo, lalilo la la,….”. Hasta que un día, la patada en el orgullo: como estudiante de un colegio religioso debía acudir a misa con regularidad. Oficio religioso que permitía realizar los rezos y plagarías por medio de canciones de calidad más que dudosa pero canciones al fin. Era el único momento que nos sacaba del tedio general que nos invadía en el transcurso de la misa. “Santo, santo, santo es el señor, Dios del universo,…”. Los pulmones, la laringe, las cuerdas vocales, la garganta a toda vela para dar lo mejor de mi mismo y cantar las canciones requeridas. Hasta que un día el cura del colegio, don Remigio, sigilosamente se acercó a mi, que cantaba a viva voz en misa, me requirió un momento y me hizo una leve sugerencia:

“muy bien, Sese, admiro tu espíritu a la hora de entornar los salmos religiosos, pero tanto el Señor como tus compañeros, y yo mismo agradeceríamos que cantaras más bajito, lo más bajito que puedas para poder así garantizar la armonía del cántico”

En pocas y amables palabras Don Remigio me dijo que cantara sin que nadie me oyera porque lo hacía muy mal.

Desde entonces he desistido de buscar mi habilidad artística, el ámbito en el cual soy un genio, quién sabe algún día lo descubriré.

Así, las veces que he ido a karaokes he cantado siempre a dúo y canciones sencillitas y festivas para pasármelo bien sin torturar en exceso al resto de parroquianos del local.

Hasta que un día en la Fiesta Mayor de Vilafranca del Penedés un amigo y yo nos animamos a participar en un concurso de karaoke, más que nada para pasárnoslo bien. Comenzó el certamen y el nivel era desastroso, en las fiestas locales los lugareños tienden, tendemos, a beber más de la cuenta y ése era el caso de los diversos cantantes que desfilaron, nosotros acabábamos de llegar y no estábamos tan “ambientados” como el resto de lugareños. Resultado: un amigo, que venía con nosotros quedó primer clasificado con “El gato que está triste y azul” y mi amigo Xavi y un servidor quedamos segundos con”Sabor de Amor”. Eso sí, las enseñanzas de Don Remigio me fueron útiles (canta lo más bajito que puedas), eso y el estado etílico de la mayoría de participantes del concurso.

La semana siguiente acudimos a una tienda de discos a canjear nuestro premio: un cd de música. Elegí el Unplugged de Eric Clapton, y cada vez que lo escucho recuerdo esa noche y que me sentí:

REINA POR UN DÍA*


*alusión al concurso televisivo, no buscar segundas ni terceras lecturas que no las hay.

8 comentarios:

  1. Te entiendo muy bien; yo también tengo talento artístico cero. De hecho, el la orquesta del cole no me tocaba ni el triángulo, me tenía que conformar con unas tristes maracas...

    ResponderEliminar
  2. te cuento que yo solo canto canciones de alejandra guzman y ese estilo asi porque tengo una voz media ronca y solo me alcanza para cantar, asi que mi repertorio no es muy variado :(

    ResponderEliminar
  3. A mí lo de cantar no se me da mal y además me gusta, pero soy un desastre en otras habilidades como el dibujo, por ejemplo. A estas alturas sigo dibujando las casitas con el tejado triangular y la chimenea echando humo... en fin :D

    Oye, yo por un CD gratis hubiera cantado e incluso dibujado!! XD

    saluditos

    ResponderEliminar
  4. Doctora Anchoa: soy de la opinión que todo el mundo es muy bueno en alguna cosa, a mí aun me falta encontrar en qué soy el mejor. Todo se andará

    Saludos

    ResponderEliminar
  5. Maria Cristina: aunque no sepa cantar nadie me prebará de hacerlo, aunque sea en la intimidad, y disfrutar de ello.

    Besos

    ResponderEliminar
  6. Lillu: es que yo en el dibujo soy pésimo, a la falta de habilidad se le une una nula imaginación "dibujística", cosa creo que esencial para dibujar. Sólo me falta probar con el ganchillo a ver si... ;)

    Saludos

    ResponderEliminar
  7. Parece que no se te da mal lo de escribir, ¿no? Yo jamás cantaría en un karaoke. Lo hago sola, en el coche, en la ducha, mientras limpio... pero pocas veces delante de nadie, desde mi terrible experiencia en una clase obligatoria en la universidad. Nos obligaron a ponernos en pie delante de todos los compañeros y cantar una cnación que hablara de nuestra vida... Y eso que yo canté en un coro!!!! Pero nada, desde entonces, incapaz... Mientras tú te sientas cómodo, ¡qué más da lo que digan los demás! Mándale una carta a don Remigio y se lo cuentas, ;) Buena elección de cd, me han entrado ganas de ponerlo y cantar en la ducha a dúo con Eric... creo que lo voy a hacer. Un beso

    ResponderEliminar
  8. Vir: ¿cantar en la facultad?, cosas más rara, yo lo más que hice es exponer un tema en clase (y lo pasé fatal), pero cantar.

    Y no dudes que por mal que lo haga seguiré cantando (aunque sólo sea en la intimidad)

    Saludos

    ResponderEliminar

Diu la teva

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails