En los ratos perdidos del bar acostumbrábamos a jugar a la maquinita de marcianos para pasar el tiempo. Claro que ya no son maquinitas de marcianos sino de multijuegos y de pantalla táctil (o como se diga). Pero el caso es ése, que matábamos el tiempo jugando a un juego que consiste en hacer parejas. Se muestra un cuadrado dividido en 8 casillas en las cuales hay 4 parejas, en este caso de animales. Al cabo de pocos segundos se ocultan las casillas mostradas y debes recordar el orden en que estaban y tocando la pantalla volver a formar las parejas que se van mostrando a medida que aciertas, todo ello en un tiempo limitado.
El caso es que teníamos la costumbre de jugar con los amigos y entre ellos Chelo, que cada vez que en la pantalla se mostraba una pareja de hampsters exclamaba "¡mira, mi Ramiro!". Resulta que tenía un roedor que tal así se llamaba y el juego se lo hacía recordar. Ramiro, aun sin conocerlo, era como uno más del grupo de amigos.
Pero un día Ramiro feneció, la mala noticia nos la dio Chelo mientras jugábamos a la maquinita y uno de nosotros, como siempre, mentó al ex hampster cuando en la pantalla apareció la consabida pareja de roedores.
Fue un golpe para nosotros y a partir de tal día me comprometí con Chelo a proporcionarle un nuevo hampster que llenara el hueco del que ya no estaba entre nosotros.
Así lo hice y un sábado a la mañana antes de partir hacia La Llacuna (pueblo donde nos reunimos los fines de semana y jugábamos a la maquinita, entre otras cosas, claro está) me acerqué a las Ramblas de Barcelona a uno de los muchos puestos de venta de animalitos y adquirí un magnífico ejemplar de hampster. Precioso todo él, le cogí cariño al momento. Así que lo ví en la parada me dije, este es Ramiro II. Pues eso, que compré una cría de hampster que como tal tenía unas dimensiones chiquitinas. El amable tendero tras abonarle el exiguo precio de la cría, no ceo que llegará ni a dos euros, me entregó a Ramiro II en una modesta caja de cartón.
Ufano y alegre fui al parking a coger el coche y dirigirme ipso facto a La Llacuna y darle la sorpresa a Chelo, Ramiro ya tenía sucesor.
Entro en mi vehículo, coloco a Ramiro y su jaula provisional (recordemos una caja de cartón con agujeros para que el animalico puediera respirar) en el asiento de copiloto y emprendo el viaje que había de durar hora y media.
Salí de Barcelona y tomé la autopista y mientras estba en ella observé atónito como el minúsculo Ramiro II roía su jaula de cartón y estaba haciendo un agujero. "Mala cosa", pensé "el bicho pretende escapar pero no lo conseguirá porque el menda es más listo". En plena autopista sin poder parar a corto plazo solucioné rápidamente el problema y tumbé la cajita de modo que el orificio quedara como base en pleno contacto con el asiento del copiloto y no puediera huir. Maldito el momento en que se me ocurrió tal insensatez. No fui consciente de que Ramiro II seguía su labor de escapismo y al cabo de poco rato (recuerdo, en plena autopista) vi como la caja se levantaba por su base y Ramiro II saltaba espectacularmente del asiento del copiloto al suelo del coche.
Esa fue la última vez que supe de Ramiro II, paré el coche así que pude, calculo que unos 30 segundos después de tan fatal lance, y me puse a buscar por el coche al animalito. Nada de nada. El bicho era muy pequeño y cabía en cualquier lado, pero nada, nunca más se tuvieron noticias de él. Ni rastros de su posible estancia en el habitáculo del vehículo, ni asientos roídos, ni rastro de pelos, ni obturación de los conductos de calefacción del coche,ni peste por posible putrefacción del animal,...
Y así desapareció Ramiro II, del cual nunca más se supo. ¿Qué habrá sido de Ramiro II?, ¿qué funesto o feliz final tuvo la aventura?,¿acaso pudo escapar del cohe y llegar al bosque donde pudo vivir feliz, crecer, aparearse y tener Ramiritos y Ramiritas,...
MISTERIOS SIN RESOLVER
Ya la has armado, Sese. ¿Has visto el capítulo de Los Simpson donde Lisa libera a un delfín, que resulta ser el rey de los delfines y consiguen echar al ser humano de la tierra? Pues eso. Podía parecer un hámster inocente, pero...tú lo has liberado...
ResponderEliminarYo confío en la teoría de que el bosque se llenó de Ramiritos, porque pensar otra cosa sería muy triste :/
ResponderEliminarsaluditos!
Doctora Anchoa: es posible que sea el rey de los hamsters, pero ya hace tanto tiempo de eso que no creo que tenga tan funestas consecuencias
ResponderEliminarSaludos
Lillu: quedémonos pues con la hipótesis que el bosque está lleno de Ramirito, Ramiritas y sus descendientes.
ResponderEliminarSaludos
Pobre Ramiro II, ansiaba la libertad. Admirable su constancia, ¿no? Sí, me quedo con la hipótesis de una vida feliz en el bosque. Besos
ResponderEliminarVir: seguro que fue así. Se acepta por mayoría absoluta, por unanimidad, que el destino de Ramiro II estuvo en ese bosque próximo a la autopista.
ResponderEliminarBesos
¿Sabes qué creo?que al animalico le tocó la moral que ya de tan chico le tocara hacer de suplente ayayayayyy si es que a veces no nos damos cuenta,y debemos amar a cada ser individualmente,sin sustituciones de afecto ;P
ResponderEliminarApuesto por que se hizo de una señora roedora estupendísima e independiente y lechadora jaaaajajaja
Achuchones!!!
India: es que no era un suplente, era un sucesor, que no es lo mismo (o sí, quñe sé yo). EL caso es que creyó más opportuno huir y fundar una familia de roedores en el bosque. Está claro que ése era el destino de Ramiro II, y fue feliz y comió perdiz...
ResponderEliminarUn abrazo
Quiero pensar que hay Ramiritos alegran el bosque... :)
ResponderEliminarYo un día le regalé una ardilla a mi diminuta, recuerdo perfectamente su ruidillo al rozar su patitas con el cartón de la caja... iba conduciendo (conducía yo, no ella), procurando no dar mucho frenazo para que no se estresara el bichito... y rezando poderosamente para que no saliera de la caja (parecía bien cerrada). Sólo de pensarlo me daba el yuyu... jajajaja.
_ Papá, papá... ha venido alguien en una caja!!!!!!!!
(gritó mi hija con su caja en las manos...)
Ana: ya me imagino la cara de ilusión de tu "diminuta" ante la presencia de ese nuevo amiguito.
ResponderEliminarSaludos
He venido a leer la historia que has enlazado en el blog de Montse. Pero qué cosas tan extrañas suceden a veces.
ResponderEliminarJuanRa DIablo: hasta el punto de pensar que había sido abducido el animalito, que aun no me explico por dónde se escapó
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