Hay cierta película protagonizada por Paco Martínez Soria que se llama La ciudad no es para mí, el protagonista es un hombre que proveniente de un pueblo lo llevan a la ciudad, allí es víctima de la “modernidad” y se producen situaciones más o menos cómicas debidas a su falta de adaptación al entorno que son la base del argumento del film. Pues algo parecido me ocurrió pero en el marco de Ikea. “Ikea no es para mí”
Así me sentí cuando fui por primera vez a comprar un mueble en Ikea.. Y eso que tuve la precaución de elegir el producto por Internet (e incluso tomé nota de la ubicación de la cómoda).
Aparco el coche en el parking de última generación, es gratuito y el vehículo es identificado por la matrícula del mismo. Como siempre no me fijo demasiado donde he dejado el coche. Estoy ansioso por vivir esta experiencia novedosa. Me apeó del ascensor que me ha trasladado a la zona comercial del centro y debo esperar unos cinco minutos ya que todavía no han abierto puertas al público. Hago tiempo curioseando y observo que ofrecen desayunos a un euro, no está mal. Tomo nota mental del hecho.
Como neófito estoy más perdido que un pulpo (que no sea Paul) en un garaje. Así que aplico aquello de “allá donde fueres haz lo que vieres”. Pues eso, así adquiero un carrito amarillo para poder transportar la futura adquisición. Hay un mapa que sitúa la zona de exposición, la zona de autoservicio y la zona de almacén. Como no se de qué va la cosa imito a los de mi alrededor y espero a que abran puertas en zona de exposición. Ya son las diez y nos adentramos en el laberinto comercial. Unas flechas me indican el camino, menos mal; me adentro en la zona de cocinas, luego comedores, baños… Y a mí qué carajo me importa, yo sólo quiero una cómoda de dormitorio. Seguimos las flechas, con el carrito a cuestas (semejante al de la compra pero metálico) hasta que al fin encuentro la zona de dormitorios. Leo el papel donde anoté la ubicación del producto y leo pasillo x número n. Nada parecido a estas indicaciones. Con lo cual la ubicación del armario se produce por vía visual. Hallo mi cómoda, con un papelito que indica la ubicación que ya tenía anotada. Qué tonterías. Si el mueble está allí por qué me cuentas que está allí. Así que directamente voy a la dependienta y le digo, “quiero éste”. Contesta que tome nota de su ubicación y vaya al almacén. No entiendo demasiado lo que dice pero le hago caso.
Parece que he perdido el tiempo accediendo a la zona de exposición (y más arrastrando un carrito amarillo vacío).
Sigo las flechitas y llego al final de la zona de exposición. Ahora lo entiendo, aquí era dónde elegías el mueble y en la siguiente zona se adquiere. Ya que la siguiente estación del vía crucis es la del Autoservicio. Más claro agua: vas y lo coges. Pues con moral renovada me adentro en el autoservicio e intento buscar el pasillo x número n. Nada de nada, sólo otra vez las puñeteras flechitas. Pues nada, me intentaré fijar en la cómoda. Edredones, lamparitas, almohadas, velas aromáticas, un montón de accesorios para el hogar pero de mi mueble nada de nada, sólo flechitas (que me empiezan a poner nervioso). Pregunto a otra dependienta dónde está el pasillo x número n. Y me cuenta que en el almacén. “Y, ¿Cómo se llega?”, “siga la flecha y saliendo de la zona de autoservicio llegará al almacén”.
Parece que he perdido el tiempo accediendo a la zona de autoservicio (y más arrastrando un carrito amarillo vacío).
Llego al almacén y al fin se aclaran las cosas. He abandonado el carrito amarillo y tomo un carro parecido al de los supermercados. Ordenados por pasillos se encuentran todos los muebles desmontados y en embalajes de cartón. Accedo rápidamente al pasillo x número n y adquiero una caja de cartón con cierto número de serie que también tenía escrito. No hay más indicación que esa. Espero haberlo anotado bien y poder tener mi cómoda de dormitorio y no una campana de cocina, por ejemplo. Tomo la caja la pongo en el carrito y me dirijo a la zona de cajas. Pagó y voy en busca del coche, que paradójicamente lo encuentro a la primera. No todo iba a salir mal.
Son las 10:45 h. He estado tres cuarto de horas para realizar una compra para la que si hubiera estado convenientemente adiestrado hubiera tardado cinco minutos (y sin arrastrar ningún inútil carro amarillo vacío).
Así que señores de Ikea: no estaría de más que en su página web incluyeran un apartado de “cómo moverse por nuestros centros” (si lo hay no lo supe ver).
Ya sólo falta ser capaz de montar el mueble convenientemente. Aunque esto, como diría el camarero Moustache en Irma la Dulce “es otra historia”.
Así me sentí cuando fui por primera vez a comprar un mueble en Ikea.. Y eso que tuve la precaución de elegir el producto por Internet (e incluso tomé nota de la ubicación de la cómoda).
Aparco el coche en el parking de última generación, es gratuito y el vehículo es identificado por la matrícula del mismo. Como siempre no me fijo demasiado donde he dejado el coche. Estoy ansioso por vivir esta experiencia novedosa. Me apeó del ascensor que me ha trasladado a la zona comercial del centro y debo esperar unos cinco minutos ya que todavía no han abierto puertas al público. Hago tiempo curioseando y observo que ofrecen desayunos a un euro, no está mal. Tomo nota mental del hecho.
Como neófito estoy más perdido que un pulpo (que no sea Paul) en un garaje. Así que aplico aquello de “allá donde fueres haz lo que vieres”. Pues eso, así adquiero un carrito amarillo para poder transportar la futura adquisición. Hay un mapa que sitúa la zona de exposición, la zona de autoservicio y la zona de almacén. Como no se de qué va la cosa imito a los de mi alrededor y espero a que abran puertas en zona de exposición. Ya son las diez y nos adentramos en el laberinto comercial. Unas flechas me indican el camino, menos mal; me adentro en la zona de cocinas, luego comedores, baños… Y a mí qué carajo me importa, yo sólo quiero una cómoda de dormitorio. Seguimos las flechas, con el carrito a cuestas (semejante al de la compra pero metálico) hasta que al fin encuentro la zona de dormitorios. Leo el papel donde anoté la ubicación del producto y leo pasillo x número n. Nada parecido a estas indicaciones. Con lo cual la ubicación del armario se produce por vía visual. Hallo mi cómoda, con un papelito que indica la ubicación que ya tenía anotada. Qué tonterías. Si el mueble está allí por qué me cuentas que está allí. Así que directamente voy a la dependienta y le digo, “quiero éste”. Contesta que tome nota de su ubicación y vaya al almacén. No entiendo demasiado lo que dice pero le hago caso.
Parece que he perdido el tiempo accediendo a la zona de exposición (y más arrastrando un carrito amarillo vacío).
Sigo las flechitas y llego al final de la zona de exposición. Ahora lo entiendo, aquí era dónde elegías el mueble y en la siguiente zona se adquiere. Ya que la siguiente estación del vía crucis es la del Autoservicio. Más claro agua: vas y lo coges. Pues con moral renovada me adentro en el autoservicio e intento buscar el pasillo x número n. Nada de nada, sólo otra vez las puñeteras flechitas. Pues nada, me intentaré fijar en la cómoda. Edredones, lamparitas, almohadas, velas aromáticas, un montón de accesorios para el hogar pero de mi mueble nada de nada, sólo flechitas (que me empiezan a poner nervioso). Pregunto a otra dependienta dónde está el pasillo x número n. Y me cuenta que en el almacén. “Y, ¿Cómo se llega?”, “siga la flecha y saliendo de la zona de autoservicio llegará al almacén”.
Parece que he perdido el tiempo accediendo a la zona de autoservicio (y más arrastrando un carrito amarillo vacío).
Llego al almacén y al fin se aclaran las cosas. He abandonado el carrito amarillo y tomo un carro parecido al de los supermercados. Ordenados por pasillos se encuentran todos los muebles desmontados y en embalajes de cartón. Accedo rápidamente al pasillo x número n y adquiero una caja de cartón con cierto número de serie que también tenía escrito. No hay más indicación que esa. Espero haberlo anotado bien y poder tener mi cómoda de dormitorio y no una campana de cocina, por ejemplo. Tomo la caja la pongo en el carrito y me dirijo a la zona de cajas. Pagó y voy en busca del coche, que paradójicamente lo encuentro a la primera. No todo iba a salir mal.
Son las 10:45 h. He estado tres cuarto de horas para realizar una compra para la que si hubiera estado convenientemente adiestrado hubiera tardado cinco minutos (y sin arrastrar ningún inútil carro amarillo vacío).
Así que señores de Ikea: no estaría de más que en su página web incluyeran un apartado de “cómo moverse por nuestros centros” (si lo hay no lo supe ver).
Ya sólo falta ser capaz de montar el mueble convenientemente. Aunque esto, como diría el camarero Moustache en Irma la Dulce “es otra historia”.
Jajaja, claro, es que si vas a tiro fijo es mejor evitarse la zona de exposición o tomar los atajos que hay por ahí. Al menos en el Ikea de Hospitalet los hay.
ResponderEliminarA mí me estresa mucho ir, eso sí, siempre que voy, me gusta porque consigo cosas más baratitas que en otros sitios.
Sonix: pues del Ikea deHospitalet precisamente estoy hablando, aunque supongo que mucha culpa sería de un servidor por aquello del orgullo y el no querer preguntar,...
ResponderEliminarEstá claro que el precio es el ppal acicate para ir, aunque también conozco a gente que disfruta paseando por un Ikea
Saludos
Sese y Crespin muchas gracias por sus visitas y comentarios, perdon por la ausencia pero ando con poco tiempo y me faltan horas para trabajar, pero aqui estoy y agradecerles siempre por sus comentarios, saludos :)
ResponderEliminarOh, a mí me encanta Ikea :D Me lo paso bomba paseando y sentándome en los sofás de los salones que nunca tendré XDD Y siempre acabo comprando alguna chorradita de cocina o algo de decoración. Para mí tiene un efecto desestresante, qué curioso!
ResponderEliminarEspero que consigas montar bien el mueble!!
saluditos
La próxima vez me avisas, que te dejo que te lleves a mi madre: Ikea es su segundo hogar!!
ResponderEliminarPD: tomaste nota mental del desayuno a un euro, pero ¿se hizo efectiva esa nota????
Jajaja... hubiera pagado por verte!!! Yo he tenido que ir dos veces y he salido de muuuuy mal humor. Pero bueno, es toda una experiencia!!!
ResponderEliminarDicen que de todo se aprende, pero me parece que yo no podría aprender sobre el IKEA... Es superior a mí...
Un abrazo!!!
Venga,vale...os recojo las listas y yo me encargo jijijijijijijiji
ResponderEliminarAchuchones!!
India: No me lo digas dos veces, que yo por no ir... jajaja...
ResponderEliminarMaria Cristina: gracias a ti por acordarte de este rinconcito
ResponderEliminarHasta otra
Lillu: es que yo odio ir de compras, me gusta saber lo que quiero y perder el mínimo tiempo, pero bueno, cada uno es como es
ResponderEliminarSAludos
Isi: el desayuno se quedo en nada, después del tiempo perdido lo único que quería era salir de allí
ResponderEliminarSaludos
Crespín: es que no hemos nacido para estos menesteres, somos más mundanos
ResponderEliminarApa,...
India: lo prometido es deuda, aunque eso sí, si te animas a pagar la minuta después sería un detalle, jeje
ResponderEliminarUn abrazo
Recién llegada del Ikea Jerez jijjijijijiji con un dolorcito de cabeza que pa'qué y los pinreles desgastados de tanta "casita" como hemos visitado jijijijiji...me he acordado de vosotros dos ;D
ResponderEliminarAchuchones!
Te habla una que ha tenido su primera vez en un Ikea este mismo verano. Yo fui al de Zaragoza, y si he de ser sincera me esperaba otra cosa, me resultó un poco caótico, me hacía un lío con las flechas y para mi que nada estaba donde debia estar.
ResponderEliminarTotal que solo fui a por unos cubiertos y un par de ensaladeras, para lo cual empleamos mas de una hora ufff, aunque afortunadamente yo no iba arrastrando un carro amarillo :)
Por cierto que hasta tomar un café alli me resulto complicado (se lo tiene que hacer tambien uno mismo)
Saludos
Pues yo ODIO IKEA!! Y esto que (o quizás debido a que) vivo en su país de origen...Concretamente vivo en Småland, sí, el nombre de la guardería... Aunque, que se sepa, Ingvar Kamprad (el jefazo) pasa de pagar impuestos en Suecia y tiene la empresa (bueno, ni eso, es una fundación propietaria de una red de empresas) registradas en Holanda, Luxemburgo y las Antillas Holandesas.
ResponderEliminarEste fin de semana fui... que dolor! Aunque la verdad, solamente he estado 2 veces en el IKEA Barcelona y es mucho peor, como mínimo aquí los niños no gritan y saltan encima las camas.
Un beso del norte!
India: espero que la compra haya sido fructífera. Supongo que me habrás comprado un detallito, una vela aromática, un cojín, un chupa chus..., qué sé yo.
ResponderEliminarUn abrazo
Sieslo: parece que no he sido el único en perder el tiempo en el Ikea. Eso es un consuelo, aunque reconocerás que lo que a unos se nos hace pesado a otros les puede gustar
ResponderEliminarSAludos
Qué típico eso de escaquearse de impuestos, y siempre acostumbra a ser gente con muuucha pasta. En todos sitios cuecen habas.
ResponderEliminarPetons catalans
Yo no he ido nunca. Tanto artículo a mi disposición me abruma. Suelo evitar este tipo de tiendas, aunque supongo que algún día acabaré yendo.
ResponderEliminarUn saludo :)
hécuba: el precio supongo que es el motivo principal para comprar en Ikea, a nadie le gusta tener que montar los muebles, acarrearlos,...
ResponderEliminarSi algún día vas, espero que lo disfrutes más que yo.
SAludos
Yo quiero ir a Ikea!!! No se, yo no soy la típica mujer que adora ir de compras, pero uno de be ir a Ikea al menos una vez en la vida :P Deneríamos ir juntos, jejejeje.
ResponderEliminarBueno, como dije antes no me gusta ir de compras, pero estas tiendas con muebles y cosas para la casa si que me chiflan, deberíamos tener ikea en México!!!
Beso
TAni: si es que siempre queremos lo que no tenemos ;), por mi parte creo que no te pierdes nada , pero si te gusta este tipo de comercios disfrutarías seguro, quién sabe si algun día llegará Ikea a México, y si no seguro que hay/habrá algo muy simmilar
ResponderEliminarBesos