La educación y el uso de los sentidos hace que desarrollemos unos más que otros. Me considero más o menos normal pero con alguna "tara" no sé si genética o fruto del escaso uso de "esas ventanas que me relacionan con el exterior".
Tengo el órgano olfativo poco desarrollado, poco educado. Vamos que no le doy mucha importancia y es por ello que me pierdo muchos aromas. Desgraciadamente los malos olores, los hedores sí que los percibo. En fin, que para olores sutiles mi nariz se torna poco eficaz.
Pero también la aptitud de otras cualidades "secundarias" es también dispar entre las personas.
Y a esta conclusión llegué. O mejor dicho esta sentencia corroboré cierto día en el que estaba ejerciendo el saludable hábito del desayuno. En el mismo bar, a la misma hora, con las mismas viandas y con un libro (que varía de vez en cuando, básicamente cuando he leído uno tomo otro) amenizando tan agradable paréntesis laboral. En un rincón sin mucho ruido acomodé mi mismidad y tras arrancarle los cuernos al cruasán y arrearle el primer mordisco al extremo de uno de ellos abrí el libro y me perdí en el placer de la lectura.
Poco después dos chicas se sentaron en la mesa contigua. E iniciaron una conversación de la que en un primer momento no puede abstraerme.
-"Pues sí, la primera vez que trabajé en un bar de IGUALADA....
"vaya, IGUALADA, quizá la conozco, aunque no creo. No tiene el acento de la comarca." (voz en off, vamos, mis pensamientos)
-... uno de esos que durante el día es un bar normal y de noche van los jóvenes a tomar el primer cubata antes de salir de fiesta...
"qué bar será, igual es el Munich, seguro que he estado allí... " (voz en off)
-... se me ocurrió ir de blanco, se me rompió una coca cola y me manchó toda. Vamos la camiseta parecía un mapa. Los compañeros se rieron de mí y me explicaron el porqué iban todos de negro. Si te manchas se nota menos...
"coño Sese, concéntrate en la lectura, que has pasado dos páginas y no te has enterado de nada" (voz en off)
Así que dejé mi involuntaria labor de marujeo y concentré mi atención en la lectura. Manos en la cabeza y dedos en los oídos para impedir la desconcentración. Así lo hice y me enfrasqué de nuevo en las letras de Steinbeck. Al cabo de nada pude liberar mis oídos de los apéndices digitales y seguir absorto en la lectura ajeno a la conversación de la mesa de al lado.
Hasta que acabado el cruasán hube de centrarme en el ritual proceso de abrir el sobre de azúcar para verterlo en el café con leche y mezclar su contenido en el líquido elemento. Desvié mi mirada a mi alrededor y advertí con sorpresa que conocía a la chica que hablaba en la mesa de al lado.
Y la conocía de haber hablado bastante con ella. Vamos que me sorprendí a mi mismo por no haber reconocido la voz de la susodicha. Hacía un tiempo que no nos veíamos pero no lo suficientes para olvidar sus rasgos físicos, y en esta descripción incluyo la voz como rasgo físico.
Nos saludamos, qué tal, qué tal, cuanto tiempo, qué haces por aquí, pues yo ya ves... Y todo el ritual de saludo aplicable a estos casos.
Y así terminó un desayuno que aun siendo como los demás tuvo esta pequeña anécdota que me permitió corroborar lo malo que soy reconociendo voces. Había oído/escuchado (si conociera un término a caballo de ambos lo utilizaría) su voz durante un par de minutos, un par de páginas. Me picó la curiosidad por la historia pero en ningún momento la voz me llamó la atención; sólo al alzar la vista reconocí a la persona protagonista de esta tontería que hoy os relato.
Y es que viendo películas dobladas raras veces distingo al doblador. Que si Constantino Romero, que si
la voz de Al Pacino es la mismo que de Robert de Niro, que si tal que si cual...
Sólo aprecio la voz de J.R de Dallas y las de Woody Allen, supongo que serán la excepción que confirma la regla y algunas que sean especialmente estridentes o que se escapen de las características generales de los doblajes (Verónica Forqué en El Resplandor, por ejemplo).
Espero que esta atrofia no sea degenerativa y que llegado el momento no confunda una canción de Springsteen con una del Fary. No creo que lo puediera soportar
Y es que nadie es perfecto y éste que escribe se da cuenta que tampoco, y lo malo es que voy a peor...
A lo mejor tienes poca memoria auditiva.
ResponderEliminarO simplemente no eres detallista (en el sentido de fijarte en los detalles)
Porque yo me fijo demasiado en los detalles: siempre reconozco una cara una voz y un olor.
Anda, me acabo de acordar que en el instituto nos hicieron hacer un juego en clase en el que uno se ponía en la zona de la pizarra de espaldas a los compañeros y la profesora señalaba con un dedo al que debía hablar, el que estaba en la pizarra, debía adivinar el nombre del compañero que había hablado.
No se porque nos lo haría hacer...
El caso es que yo que reconozco una canción a los pocos segundos de comenzar, o cualquier olor me transporta a otra época, jamas me ha servido de nada ,si eso te sirve de consuelo...
Besos
Celia: será eso, o que confío mi relación con mi entorno al sentido visual y descuido los otros.
EliminarEn cualquier caso es positivo tener más aptitudes a partir de sentidos menos utlizados como el oído, el gusto, el tacto o el olfato.
Besos
A estos pequeños sucesos de la vida le llamamos.. "la bola" si la bola de años que ya tenemos encima, ja, ja.
ResponderEliminarNo te creas, algunas veces somos un poco despistados o restamos importancia.
Saludos :D
Ángel: pues sí, por aquí lo llamamos achaques de la edad. En fin, paciencia
EliminarSaludos (y por qué blogger te considera correo no deseado?, misterios de la ciencia!)
Yo tengo mucha (demasiada) memoria para todo... y créeme, no es una ventaja. Ha habido noches que no he podido dormir porque he reconocido una cara y hasta que no averiguo de quién era, no paro de darle a la cabeza... y así con todo. Creo, a veces, que me voy a volver loca. Me pasa con las colonias y con la comida también...
ResponderEliminarBesos!
Tequila: pues yo de memoria la justita, y eso de "de qué me suena esa cara" también me ha pasado y también no he parado de darle vueltas al coco hasta dar con la solución.
EliminarClaro que eso te pasa con unos rostros y con otros no.
http://embolica.blogspot.com.es/2010/03/acarajotamiento-temporal.html
http://embolica.blogspot.com.es/2010/03/que-gusto-se-queda-uno.html
Pero vamos sólo me pasa con las caras, olores, comidas creo que nunca.
Besos
Juas, juas, juas.
ResponderEliminarYo tengo poca memoria pero una retentiva sensorial exagerada...reconozco una voz, una cara,un sabor, un olor...incluso puedo identificar toda mi ropa por el tacto y vestirme a oscuras.
Creo que es un tema de primitivismo.
pseudosocióloga: pues no iría mal manejarse en la oscuridad con la presteza que describes.
EliminarYo creo que es que a veces no relacionamos a las personas con el recuerdo que tenemos de ellas por temas de ubicación, por ejemplo. Quizás no esperabas encontrarte a esa chica en ese local, así que no la relacionaste con la voz que escuchabas. A mí me pasa por ejemplo que tardo mucho en identificar a las personas vestidas de calle cuando estoy acostumbrada a verlas de uniforme o con ropa de trabajo. Será que el cerebro se pone lento, jeje.
ResponderEliminarsaluditos
Lillu: cierto, más de una vez me ha pasado encontrarme un rostro fuera de contexto y no ubicarlo. Hasta que das con la solución. Es posible que si hubiera escuchado esa voz en un contexto más "propio" la hubiera identificado en seguido (o no, que uno se hace mayor...)
EliminarSaludos
Es curioso...creo que al final depende de los detalles, cada uno se fija en unas cosas...y parece que a ti la voz no te dice mucho...jejje...a mi me pasa al contrario como vea una pelicula o una serie y no identifique la voz no soy capaz de concentrarme...no paro hasta que al final digo ah! esta voz es la de tal en tal pelicula...
ResponderEliminarVerillo: yo creo que es mejor para creerte el personaje no relacionar la voz con el rostro correcto, con el doblador. Quién sabe, igual es un mecanismo que tengo de defensa para disfrutar más de las pelis dobladas (quien no se consuela...)
EliminarBesos