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domingo, 22 de mayo de 2011

Escena cotidiana

"Los bares, que lugares
tan gratos para conversar.
No hay como el calor
del amor en un bar"

Y como reza la letra de la canción Gabinete Caligari, qué mejor que un bar para relacionarse con la gente.

Mil historias diferentes fluyen en sus espacios, aquella pareja de enamorados que en voz queda se cuentan sus cosas; aquellas madres con sus hijos que aburridos alborotan el ambiente mientras juegan con la aquiescencia de sus progenitoras demasiado enfrascadas en la conversación sobre Belén Esteban para darse cuenta que sus niños pueden molestar al personal. Tan sólo un rutinario “estaos quietos” formulado más a modo de costumbre que con propósito de ser cumplido; aquellos jóvenes que al amparo del consumo de sus primeras cervezas inconscientemente elevan su tono de voz para hacerse oír entre sus amigotes…

Todo es disculpable porque al fin y al cabo:

“esto es un bar”*

Y un servidor testigo de esta amalgama de comportamientos que te pueden gustar más o menos pero lícitos todos ellos.

Pero lo que ha llamado mi atención hasta el punto de decidirme a escribir estas líneas ha sido la señora que a mi vera, escasos dos metros se ha decidido a coger su teléfono móvil y llamar a no sé quien. Los primeros instantes de la conversación los ignoro, tampoco soy de naturaleza inquieta ni observadora (vamos que no soy cotilla). Pero ha llegado un punto que quisiera o no he sido testigo y receptor pasivo de estas palabras destinadas a priori a su interlocutor telefónico:

"Que no te oigo, habla más fuerte."

(y todo esto a viva voz)

"Bla, bla, bla."
"Bla, bla, bla"

…"y dale, que chilles más que no me entero de nada, aquí hay mucho ruido, es que hay gente que se piensa que está sola en el bar. Qué poco respeto."

(y todo esto a grito pelado, y digo yo si a quien no se escucha es al interlocutor, ¿por qué narices la que grita es usted?)

…"bueno te dejo que aquí no hay manera de mantener una conversación, qué poca vergüenza. Te llamo luego."

(y pienso yo, si acaso le llame desde misa y así no tendrá necesidad de comunicarse a grito pelado, que tampoco hacía falta)

Y hé aquí una señora que más que víctima del presunto delito sonoro ha sido cómplice de él. Tres personas más como ella y todos directos al manicomio.

Acabada la escena no he podido más que esbozar una sonrisa, y es que en el fondo no estábamos en una biblioteca sino en un bar

“porque esto es un bar”*


* premio a quien me diga de qué serie friky casposa  pertenece esta frase. Pista: Ispansi

10 comentarios:

  1. Si es que cuando se va a uno de esos sitios, más aún a hora punta, ya se sabe que de silencio y tranquilidad va a haber más bien poco XD Por eso yo no soy mucho de ir de bares (sí, soy una sosa XD).

    Lo del teléfono es curioso, le pasa a muchísima gente. Es lo mismo cuando intentan comunicarse con un extranjero, que los pobres más que de fuera parecen sordos de lo que les gritan :P

    saluditos

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  2. Sese, eres la bomba, nos preguntas qué serie friki casposa, y en su anterior entrada nos hablas de su protagonista.
    Por otra parte, los bares son así, y las gentes también.
    A veces cuando conduzco microbús, y suena un móvil, no se si bajar el volumen de la radio para que el viajero pueda comunicarse con el que llama, o subir el volumen para que los demás no oigan su conversación. (suelo hacer lo primero) en los buses grandes ni me entero de que llaman.

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  3. "¿¿¿¿¿Nos vamos de bares?????": frase que provoca en mí un ataque de entusiasmo total. Y sí, en general somos muy gritones y bastante maleducados.

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  4. Lillu: tampoco es eso, que hay momentos para todo, para el jaleo, para el ruido y también para la tranquilidad.

    Lo de gritar cuando no oyes tú y lo de los extranjeros debe ser actos casi casi reflejos.

    Saludos

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  5. Rubén: veo que he sido poco hábil con el acertijo, no había reparado en la coincidencia.

    Y obrando educadamente (bajando el volumen de la radio) pudiera parecer que intentas escuchar una conversación privada (que de mal pensados está el mundo lleno), yo no tocaría nada.

    Saludos

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  6. Doctora Anchoa: es una sana costumbre (o no tan sana) eso de ir de bares antes de cenar o antes de ir de marcha (lástima que por aquí no se estile tanto como en otros sitios)

    Saludos

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  7. Sí... el calor del amor en un bar!

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  8. Ni idea de la serie :S

    Lo de la gente que habla por el móvil y tenemos que enterarnos todos de la conversación, aunque estemos a 3 km, me desespera!!.

    Besos.

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  9. Sergio: bares, qué lugares...

    bienvenido y gracias por comentar

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  10. Sandra: la serie es Manos a la obra, vamos que lo más normal es que nadie atine con ella, menos algún friki que otro.

    Acaso sea un problema general que a veces pasa aquello de la paja en ojo ajeno...

    Besos

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