Con cierta frecuencia suelo tener unos flashes en mi mente que me dejan aturdido. Son situaciones que a todo el mundo le pasan (supongo) y que me dejan inquieto por no conseguir solucionar esos triviales enigmas que se incrustan en mi cerebro.
En cierta ocasión vi un tipo en la ferretería cuya cara sin duda conocía pero que no supe relacionar en ningún ámbito concreto. Me lo miraba y no caía quién era. No lo conocía pero su rostro me resultaba familiar. Todo el día pensando hasta que en un momento de lucidez conseguí ubicarlo: era el peluquero del barrio, que hacía mucho que no veía porque estaría ya jubilado (él, of course, un servidor todavía es “joven”) y hacía muuuucho tiempo que no acudía a adecentar mi presencia capilar a su establecimiento.
Otra vez fui a un estanco cerca del Camp Nou y el dependiente que me atendió también era conocido por mi persona si bien tampoco conseguía saber de qué. Al final, después de comerme el tarro largo tiempo inquirí que antes trabajaba en un supermercado que yo visitaba.
Las respuestas a tales enigmas acostumbran a presentarse cuando menos piensas en ellos; de pronto vuelven a tu conciencia y son solucionados cuando menos te lo esperas.
En otra ocasión me ocurrió en el cine. Viendo Un pez llamado Wanda. Michael Palin después que Kevin Kline se comiera su apreciado pececito exclama con ira “¡Venganza!” ante tan vil acto. Pues bien, a partir de tal frase me quedé embobado en el cine intentando averiguar dónde había oído antes tal exclamación. En ese caso no lo conseguí y fueron mis compañeros de visionado del film, que asombrados por mi actitud casi vegetativa en el cine, tras preguntarme qué me pasaba, me dijeron que también exclamó Robert de Niro “Venganza” en la película Frankenstein de Mary Shelley. Película que habíamos visto recientemente.
Pues me ha vuelto a pasar. Tengo un rostro que no acabo de relacionar dónde lo ví por primera vez. En esta ocasión visitando blogs dí con un video donde salía ESA CARA que sé que la he visto en otro sitio, probablemente en medios de comunicación y no consigo saber dónde.
Cuanto más pienso, más perdido estoy, espero que pronto tenga la inspiración y consiga recordar en qué lugar la he visto antes y resolver tan enojoso enigma que me causa una inquietud sin parangón.
No os digo más porque es una cuestión de orgullo solucionar este problema.
Ya os contaré, o quién sabe si pediré ayuda para que desaparezca tal enigma y vuelva la paz a mi espíritu.
Me queda el consuelo que quien más quien menos ha sido víctima de circunstancias análogas a la que describo, ¿o no?
En cierta ocasión vi un tipo en la ferretería cuya cara sin duda conocía pero que no supe relacionar en ningún ámbito concreto. Me lo miraba y no caía quién era. No lo conocía pero su rostro me resultaba familiar. Todo el día pensando hasta que en un momento de lucidez conseguí ubicarlo: era el peluquero del barrio, que hacía mucho que no veía porque estaría ya jubilado (él, of course, un servidor todavía es “joven”) y hacía muuuucho tiempo que no acudía a adecentar mi presencia capilar a su establecimiento.
Otra vez fui a un estanco cerca del Camp Nou y el dependiente que me atendió también era conocido por mi persona si bien tampoco conseguía saber de qué. Al final, después de comerme el tarro largo tiempo inquirí que antes trabajaba en un supermercado que yo visitaba.
Las respuestas a tales enigmas acostumbran a presentarse cuando menos piensas en ellos; de pronto vuelven a tu conciencia y son solucionados cuando menos te lo esperas.
En otra ocasión me ocurrió en el cine. Viendo Un pez llamado Wanda. Michael Palin después que Kevin Kline se comiera su apreciado pececito exclama con ira “¡Venganza!” ante tan vil acto. Pues bien, a partir de tal frase me quedé embobado en el cine intentando averiguar dónde había oído antes tal exclamación. En ese caso no lo conseguí y fueron mis compañeros de visionado del film, que asombrados por mi actitud casi vegetativa en el cine, tras preguntarme qué me pasaba, me dijeron que también exclamó Robert de Niro “Venganza” en la película Frankenstein de Mary Shelley. Película que habíamos visto recientemente.
Pues me ha vuelto a pasar. Tengo un rostro que no acabo de relacionar dónde lo ví por primera vez. En esta ocasión visitando blogs dí con un video donde salía ESA CARA que sé que la he visto en otro sitio, probablemente en medios de comunicación y no consigo saber dónde.
Cuanto más pienso, más perdido estoy, espero que pronto tenga la inspiración y consiga recordar en qué lugar la he visto antes y resolver tan enojoso enigma que me causa una inquietud sin parangón.
No os digo más porque es una cuestión de orgullo solucionar este problema.
Ya os contaré, o quién sabe si pediré ayuda para que desaparezca tal enigma y vuelva la paz a mi espíritu.
Me queda el consuelo que quien más quien menos ha sido víctima de circunstancias análogas a la que describo, ¿o no?
A diario, y llega a ser preocupante.
ResponderEliminarDónde he visto yo esa cara? Todos, todos los días me pregunto eso, pero claro he de tener en cuenta que soy muy despistada y se me olvidan fácilmente las caras. Con lo cual paso verdaderos apuros, porque vienen me saludan y hasta después de haber cruzado algunas o muchas palabras no caigo, y al contrario también, saludo porque parece que me sonaba la cara y luego no era quién yo creía....
Con las frases o expresiones y nombres sí que me pasa eso de estar dándole vueltas continuamente hasta por fín recordar cuando menos lo pienso.
Asi que, por mi parte, puedes tener ese consuelo del que hablabas ;)
Sí es lo que parece: es que cuando me pasa no puedo dejar de pensar en ello y, como dices, es cuando menos piensas en ello que de repente se enciende una lucecita y descubres el enigma. Espero que pase pronto porque le estoy dando vueltas y nada. Y eso que soy mal fisonomista, pero supongo que pasa con rostros o situaciones que no sabes por qué se te quedan en el subconsciente.
ResponderEliminarSaludos
Pues a mí también me pasa con bastante frecuencia, así que acabo yendo por la calle mirando al suelo por miedo a ver caras conocidas y no saber realmente de qué los conozco. No creo que sea preocupante todavía, pero sí muy incómodo.
ResponderEliminarsaluditos
Lillu: está es otra dimensión del hecho, saber si conoces a quien te cruzas de vista lo suficiente como saludarlo, o quedas como un maleducad@ o como el rey de España, saludando a todo lo que se mueve.
ResponderEliminarSAludos
Otra que se apunta al carro. Y te lo pasas de pena, piensa que te piensa. Y como dices tú, la mayoría de las veces la solución aparece cuando menos la piensas :)
ResponderEliminarMe gusta Un pez llamado Wanda.
Un saludo.
a mi me pasa justo lo contrario: suelo ser la cara que la gente se pregunta dónde ha visto :))
ResponderEliminarla mayoría al final no cae en ello, y se queda toda la vida con la duda monumental metida en su cabeza.
Sese, si nos vemos por semana santa ya te diré quien soy antes de que te quedes catatónico!
Hécuba: piensa que te piensa, pero cuando das con la solución, como ya me ha ocurrido en este caso, la satisfacción compensa, te dices a ti mismo "pero qué listo que soy!!!"
ResponderEliminarSaludos
Jordi, pues ahora que lo dices es verdad, me suenas y no sé de qué, ¿no serás el bajito de Faemino y Cansado?, o quizás el del medio de los Chichos, no sé no sé. Si acaso en Semana Santa me lo cuentas
ResponderEliminarApa, a reveure
¡Dios mío de mi vida!
ResponderEliminarPues sí que eres persistente!
Qué envidia me das, yo que soy la desastre de los desastres er fisonomía y en memoria de gente.
Tendría que contarte una época de mi vida y en qué dos sitios "a la vez" más dispares trabajé con miles de personas cada uno...
Me volvía loca, todo el mundo por la calle para mí era niña o niño.
Y la pregunta de turno ¿cómo va la cosa?
Lo dicho: ¡Qué envidia!
Fiebre: lo difícil acostumbra a ser relacionar caras fuera de su hábitat natural. Ver a la cajera del super en el super no nos sorprende pero si la viéramos, qué sé yo, en un sex shop, por ejemplo diríamos, ¿de qué me suena esta moza?
ResponderEliminarSaludos