Las abejas están de moda, la preocupante disminución de su población nos debería preocupar a todos. Las últimas informaciones culpan a los pesticidas. Un documental de próximo estreno (Vanishing of the bees) nos aclarará un poco más el tema.
No parece que sea una causalidad única lo que explique el problema (conocido como “problema de colapso de colonias”); un tercio de las abejas de los Estado Unidos desapareció en el 2006 (debieron importarlas de Australia). Millones de abejas mueren mensualmente. Es un fenómeno universal: Estados Unidos, Francia, España, Sudamérica, Portugal, Italia…
Las abejas son responsables de la polinización de gran parte de nuestros cultivos, pocos son los que no necesitan de los insectos para su reproducción. La abeja melífera es el instrumento perfecto para tal tarea.
Pero los números son preocupantes y las soluciones no llegan, ni siquiera se definen.
Las abejas ante cualquier síntoma de enfermedad abandonan la colmena para evitar así contagiar a sus compañeras y poner en peligro la comunidad.
Se ha hablado de los teléfonos móviles de los pesticidas, de parásitos para intentar explicar un alarmante que de seguir este ritmo acabaría con las abejas en el año 2035.
Algo se ha avanzado pero no parece que sea un problema unicausal. La especialización de cultivos ha hecho que existan abejas que se alimentan de una sola planta y que su sistema inmunológico se resienta (Francia, miel de Lavanda).
Los científicos han buscado agentes patógenos. Parece que no es una enfermedad sino varios son los agentes que influyen: virus bacterias, hongos. Pero son factores que ya se daban con anterioridad, se debe hallar algo novedoso. Así se han realizado autopsias que señalan problemas digestivos que impiden la correcta alimentación. También hay una especie de hongos que harían perecer a las abejas, afectando al sistema inmunológico. También se ha hablado de una especie de alzheimer que impide volver a las abejas a su colmena, los pesticidas actuarían sobre la capacidad de aprendizaje de las abejas (Vanishing of the bees parece que defiende esta tesis)…
Pero también están desapareciendo en lugares donde no se han utilizado pesticidas
Se ha conseguido aislar un virus común a todas las colmenas afectadas: virus israelí de parálisis aguda (IAPV) sólo hallado en Israel pero que es posible que a través de abejas australianas y de la jalea real fabricada en China (e importada para alimentar colmenas en América y Europa) se haya propagado a Estados Unidos y Europa.
Ahora toca atacar el problema: se ha planteado recurrir a las abejas africanizadas que son más resistentes pero en contra también son muy agresivas (sería dar con una especie resistente pero no agresiva).
No parece que sea una causalidad única, al menos no lo es definida, y que el IAPV sea la gota que haya colmado el vaso y que solucionar el problema del virus sea sólo poner un parche al problema.
(Post elaborado a partir del documental Vida animal: el silencio de las abejas).
No parece que sea una causalidad única lo que explique el problema (conocido como “problema de colapso de colonias”); un tercio de las abejas de los Estado Unidos desapareció en el 2006 (debieron importarlas de Australia). Millones de abejas mueren mensualmente. Es un fenómeno universal: Estados Unidos, Francia, España, Sudamérica, Portugal, Italia…
Las abejas son responsables de la polinización de gran parte de nuestros cultivos, pocos son los que no necesitan de los insectos para su reproducción. La abeja melífera es el instrumento perfecto para tal tarea.
Pero los números son preocupantes y las soluciones no llegan, ni siquiera se definen.
Las abejas ante cualquier síntoma de enfermedad abandonan la colmena para evitar así contagiar a sus compañeras y poner en peligro la comunidad.
Se ha hablado de los teléfonos móviles de los pesticidas, de parásitos para intentar explicar un alarmante que de seguir este ritmo acabaría con las abejas en el año 2035.
Algo se ha avanzado pero no parece que sea un problema unicausal. La especialización de cultivos ha hecho que existan abejas que se alimentan de una sola planta y que su sistema inmunológico se resienta (Francia, miel de Lavanda).
Los científicos han buscado agentes patógenos. Parece que no es una enfermedad sino varios son los agentes que influyen: virus bacterias, hongos. Pero son factores que ya se daban con anterioridad, se debe hallar algo novedoso. Así se han realizado autopsias que señalan problemas digestivos que impiden la correcta alimentación. También hay una especie de hongos que harían perecer a las abejas, afectando al sistema inmunológico. También se ha hablado de una especie de alzheimer que impide volver a las abejas a su colmena, los pesticidas actuarían sobre la capacidad de aprendizaje de las abejas (Vanishing of the bees parece que defiende esta tesis)…
Pero también están desapareciendo en lugares donde no se han utilizado pesticidas
Se ha conseguido aislar un virus común a todas las colmenas afectadas: virus israelí de parálisis aguda (IAPV) sólo hallado en Israel pero que es posible que a través de abejas australianas y de la jalea real fabricada en China (e importada para alimentar colmenas en América y Europa) se haya propagado a Estados Unidos y Europa.
Ahora toca atacar el problema: se ha planteado recurrir a las abejas africanizadas que son más resistentes pero en contra también son muy agresivas (sería dar con una especie resistente pero no agresiva).
No parece que sea una causalidad única, al menos no lo es definida, y que el IAPV sea la gota que haya colmado el vaso y que solucionar el problema del virus sea sólo poner un parche al problema.
(Post elaborado a partir del documental Vida animal: el silencio de las abejas).
Pues yo no he notado que haya una disminución apreciable, si bien me limito a constatar mi experiéncia de los últimos meses, ya sea en La LLacuna, donde he visto mas de una o en Puigcerdà, donde te puedo asegurar que este pasado puente de la Diada pude ver unos ejemplares extremadamente grandes, del tamaño de un gemelo de americana o mayores. Siempre e pensado sinembargo que la naturaleza se autoregula, así pues si desaparecieran estos bichejos, aparecerían otros que les sustituirian o bien los existentes tomarían su labor. E incluso en el caso de que la polinización desapareciera en la versión abeja, lo que pasaría sería que tomarían mayor peso los vegetales que se reproducen via "espóras al aire", poco académico lo reconozco, como hacen la mayoría de los arboles. Si algo tiene la naturaleza a gala es su capacidad de adaptación.
ResponderEliminarLa naturaleza tiene la capacidad de adaptarse a los cambios y sus especies, sean animales o vegetales, se moldean a los problemas que se les presenten siempre y cuando esos cambios sean naturales y nunca traumáticos, para que una planta, un insecto o incluso especies de aves puedieran sustituir una posible extinción de las abejas necesitan un amplio tiempo de evolución. La acción humana acostumbra a concluir en cambios TRAUMÁTICOS, ante los cuales loa diversos entes vivos no tienen capacidad de respuesta ni de evolución. Si no respetamos más estos bichejos estaríamos alimentándonos casi exclusivamente de cereales.
ResponderEliminarA reveure