Tres anécdotas

1) ¿Puede un hombre estar marcado por un nombre que mezcle en igual proporción la suerte y la desgracia?

Ésta es la historia de HUGH WILLIAMS y de la estirpe de su nombre. EL 15 de diciembre de 1664 se hundió un barco en el estrecho de Menay, costa norte de Gales. 82 pasajeros murieron. Casi todos menos un hombre: Hugh Williams. El 5 de diciembre de 1785 el “Canadian Pacific” se hundió. Esta vez murieron 60 pasajeros y también hubo un único superviviente: un hombre llamado Hugh Williams. El 5 de agosto de 1860 el naufragio del "Red Star Line” causó la muerte de 25 personas y por tercera vez sobrevivió un solo hombre que se llamaba, cómo no, Hugh Williams.

Debemos preguntarnos si llamarse Hugh Williams es una bendición para quien así se llama o una fatalidad para los que viajan con él
(trascripción del reportaje del programa de tv2 cat. “Anecdotari”)


2) Cierto día de finales del siglo XIX, el hijo de un noble inglés jugando en un estanque quedó atrapado. Afortunadamente para él pasaba por allí un niño, hijo de un humilde granjero escocés, que le socorrió salvándole de una muerte casi segura. El padre del niño acudió al día siguiente a agradecer al granjero el auxilio prestado por su hijo. Aquél se excusó diciendo que su hijo simplemente había hecho lo que debía. El noble señor, en señal de agradecimiento, le ofreció al granjero la posibilidad de que el zagal recibiera la misma educación que tuviera su noble vástago. Así se hizo.

Años después, ya mayor, el noble personaje sufrió una pulmonía de la que se salvó gracias a la penicilina que había sido descubierta pocos años antes.

Nombre del noble salvado del estanque y luego por la penicilina:
WINSTON CHURCHILL
Nombre del niño, hijo de granjeros, que le salvó y más tarde descubrió la penicilina:
ALEXANDER FLEMING

El destino quiso que Alexander Fleming fuera dos veces el salvador de Winston Churchill. La segunda gracias a su formación académica (costeada por la familia Churchill) que le permitió descubrir la penicilina.

3) Ciertos amigos tenían la costumbre de gastar una pequeña broma cuando llamaban a un tercero, amigo C, al trabajo. La telefonista se sentía incómoda ante la peculiaridad de los nombres de quien llamaba. Cada amigo se inventaba nombres para “putear” a la telefonista. El primero, amigo A, preguntó por el amigo haciéndose llamar ANGEL ACUALEPRU. El segundo, amigo B, se hizo pasar por JEREMÍAS CARTER. Obviamente la telefonista flipaba mandonguillas y el amigo C alucinaba pepinillos ante estas inocentes ocurrencias.

El caso es que el nombre JEREMÍAS CARTER fue inventado sobre la marcha por el amigo B mientras esperaba comunicación.

Años después, cierto día el amigo B estaba viendo una película de John Ford (El joven Lincoln). Una escena de una multitud frente al futuro presidente y entre la gente un secundario, más bien figurante, tiene una única frase modesta en la película en la que dice llamarse JEREMÍAS CARTER.

¿Qué explicación tiene esta coincidencia?, ¿estará el amigo B dotado de poderes sobrenaturales?, ¿será una señal del más allá?,… Misterios sin resolver

AMIGO A = ÁNGEL GARCÍA
AMIGO B = YO MISMO
AMIGO C = CÉSAR MILLÁN