Amarcord (Federico Fellini, 1973)

Amarcord significa “yo recuerdo”. A partir de este dato podemos empezar a entender la complejidad de la trama del film. Ambientada en un pueblo italiano en los años treinta, Fellini nos muestra la vida de esta villa a través de las peripecias de una familia de clase media. Es una película coral donde el surrealismo, el humor absurdo, la imaginación, la nostalgia y los instintos forman un cóctel de difícil exposición. En ocasiones me ha recordado al español Berlanga (escena final) y en otras muchas la obra italiana neorrealista de 1950 Milagro en Milán (Vittorio de Sica). Seguramente las fuentes relacionadas son muchas más, pero mi cultura cinematográfica es, en este sentido, muy limitada.

Esta película coral muestra la vida de ese pueblo a pinceladas tan inconexas como brillantes. Los diversos personajes, las clases sociales, las políticas, el conflicto generacional,… son expuestos con gran maestría por Fellini. El amor (Grandisca) y la iniciación al sexo (escena con la estanquera). La represión de un régimen fascista, la resistencia (en el campanario suena La Internacional), la opresión religiosa (el niño que confiesa que se toca mientras el sacerdote se huele sus propias manos),…En el transcurso de un año observamos la variedad de tipologías de personajes y situaciones: el abogado ilustrado, el hermano loco, las travesuras de los adolescentes, el fantasioso vendedor de chucherías, el ciego del acordeón, la estanquera pechugona, la sensual Grandisca, la típica famila de la época,…

Son "recuerdos" expuestos a nuestros ojos a borbotones como aquél que pretende explicar muchas cosas en muy poco tiempo y las ideas fluyen desordenadamente ante el interlocutor pero, a la vez, con una emotividad que desaparecería con un relato más coherente. Ésa es la valía de la película, conseguir a través de un bombardeo de situaciones en ocasiones absurdas, en ocasiones incoherentes, en ocasiones esperpénticas activar el botón de la complicidad del espectador que siente las situaciones visionadas.

Se me hace difícil comentar mucho más de la película. Es la primera obra de Fellini que he visto. Sólo aconsejaros que si queréis verla esperéis el momento oportuno, es aquello de decir “tengo ganas de ver una buena película”: disponeos a disfrutar de un cocido de difícil digestión pero de innegable calidad. La banda sonora de Nino Rota, como el buen vino, ayuda a encumbrar aún más este delicioso manjar que es Amarcord.

Si os apetecen patatas fritas, dejad Amarcord para otro día.

Hasta la vista

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