Los tiempos cambian, y con ellos el mundo de la música en directo también. antaño recuerdo que para conseguir música en vivo no editada oficialmente debíamos acudir a tiendas de discos especializadas. En mi caso íbamos a la calle Tallers donde habían, algunos aún sobreviven, los establecimientes pertinentes para tal objeto. En tales antros existía una sección de lo que se llamaban discos piratas, discos, cds de conciertos de tus grupos favoritos. El sonido era de dudosa calidad y nunca sabías lo que te ibas a encontrar...
Otras veces encargabas por correo algún vídeo o cd que te habías enterado que existía, pagabas una pasta y al cabo de un mes te llegaba un paquete que la mayoría de las veces te decepcionaba por lo mismo, calidad de sonido y/o imagen era paupérrima.
En el caso del concierto físico, el estar ahí, también son otros tiempos, hablo de conciertos multitudinarios, esos que se acaban las entradas en un tris. Las entradas las vendían, aún es así, en alguna tienda de música o similar, un montón de anécdotas al respecto:
http://embolica.blogspot.com.es/2010/10/bruce-springsteen-en-el-tivoli-i.html
http://embolica.blogspot.com.es/2010/10/bruce-springsteen-en-el-tivoli-ii.html
Urgía levantarse prontito para hacer cola y no quedarte sin tu entrada. Era un palo, pero también tenía su encanto, empezabas a respirar ese aroma a concierto muchos meses antes del bolo en cuestión (y mientras tanto muchos dineros rentando en la cuenta de vaya usted a saber quien).
Y al final te hacías con tu entrada. Los diseños de antaño eran dignos de la pasta que habías pagado, boletos a todo color que merecían, por sí solos, ser guardados no sólo como recuerdo:
Y llegado el momento el concierto, entrabas y debías esconder la cámara de fotos para que no te la requisaran, era ilegal, lo propio que las grabadoras y artefactos similares.
Y en ocasiones llegaba el momento mechero, esa canción más tierna que toda la peña sentía y vivía como especial y lo manifestaba encendiendo su mechero para otorgar la magia que se merecía a ese instante.
Y para casita, previa compra de la camiseta (ya sea oficial, una pasta que te cagas, o pirata, barata y de incierta calidad tras los primeros lavados).
Y hasta aquí los conciertos de antaño. Ahora son nuevos tiempos, ahora para revivir el momento basta acudir al youtube y ver alguna de las múltiples grabaciones que estarán colgadas. ahora ya no hace falta, o al menos no es imprescindible, hacer largas colas, por internet tenemos acceso a las entradas (otra cosa es que el sitio no se colapse y demás). Eso sí, la calidad de la impresión de las entradas (que es común que tengas que hacerlo tu mismo en casita) ha decaído ahora es un blanco y negro con sencillo diseño, hubo un tiempo, no obstante entre el antes y el ahora que la cosa era aún peor, debías ir al cajero del banco y allí obtenías la entrada, una entrada en cartón sin fotografía y cuya tinta se borraba con el paso del tiempo, vamos calidad fax o fotocopia, vamos que se parecía más a un billte de metro que a un boleto de acceso a un espectáculo.
Y una vez dentro múltiples cámaras, grabadoras, móviles, inmortalizando el momento, perpetuando las vivencias. Allá donde antes habían mecheros ahora hay celulares en modo linterna o similar que imitan la esceneficación antigua pero la desnudan de glamour. Cienes y cienes, o miles y miles de espectadores que prefieren pasarse canciones y canciones grabando el escenario que viviendo el momento, podrán revisar los instantes pero pierden la esencia del momento (claro que luego agradezco la existencia de este espécimen de espectador cuando acudo a youtube y puedo volver a ver en muchos caso la práctica totalidad del espectáculo).
En fin otros tiempos, como diría aquél, ni mejores ni peores, diferentes, avances tecnológicos que por una parte nos permiten revivir momentos pero que han hecho que se pierda la magia del instante, o al menos para algunos, yo intento seguir manteniendo esas vivencias, esas sensaciones, esa magia y aprovecharme de todas las ventajas de las que hoy disponemos
Que bonita entrada tan nostálgica y entrañable. Me has recordado algo muy triste, nunca fui a conciertos en mi juventud jajaja. Ay que tristeza.
ResponderEliminarBeso Sese
la MaLquEridA: siempre se está a tiempo de ir a conciertos, incluso de llevar el mechero para esos momentos
EliminarBesos
Hace siglos que no voy a un concierto...lo malo de vivir lejos de la civilización es que por aquí no viene casi nadie interesante. BUAAAAA
ResponderEliminarPero me acuerdo de las odiseas para conseguir una entrada, un buen sitio que no estuviera atomarporculoomásllá, y el merchandising de rigor (ahora puedes comprar todo eso por internet desde tu casita, pero no es lo mismo porque no has estado allí) ;)
Jatz Me: cierto, a veces no valoro la amplia oferta de música en vivo que tenemos en Barcelona. Claro que eso se traduce también en un berrinche por no poder ir a todos los que me apetece, jajajaj.
EliminarLa cosa es quejarse, jeje
Saludos
Cómo hemos cambiado!!! Es todo bastante nostálgico, pero la vida es así. Un abrazo, Sese, un placer volver por aquí ;-)
ResponderEliminarJavier Simpson; cuánto tiempo!! me alegra saber de ti, lo bueno del pasado es que a veces lo idealizamos!!!!
EliminarSaludos
Son pocos los conciertos a los que he asistido, pero el momento "mechero" es supremo, es cuando la música te llega al alma y compartes esa sensación con todo el personal que hay alrededor.
ResponderEliminarUn abrazo!
Montse MArtínez Ruiz: ese momento mechero es único, aunque esté en franca decadencia, jaja
EliminarUn abrazo