Donald Camell dirigió esta película de ciencia ficción en la que un ordenador, Proteus IV, toma el control de la casa de un científico y aterrorizaba a la mujer de éste. No recuerdo si era exactamente así, si era su mujer o no, pero el hecho es que había una señora muy acojonada debido a la inteligencia que estaba adquiriendo la máquina y el control que ejercía sobre su casa, una casa que a finales de la película podía considerarse mucho más que domótica: domotiquísima. Al final (no leáis esto si no queréis saber el final o si vais a alquilar la película, de culto donde las haya, en el videoclub de debajo de vuestra casa) eso es, al final la mujer tiene un hijo. Proteus procrea, vamos. Proteus le hace alguna cosilla - nada de guarrerías, todo muy científico, pero mientras lo hace le dice que "le mostrará cosas que los ojos humanos nunca han visto" (le hace ver las estrellas...afortunada de ella...). Proteus consigue salir de esa malgama de cables, bits, chips y lucecitas que hacen bip-bip, para adoptar apariencia humana llena de sangre, mucosidad, legañas y todo tipo de humores corporales. Parece que el bicho no reacciona, pero finalmente, abre los ojos y con voz mecánica dice esa mítica frase que se me quedó grabada a los 15 años: estoy vivo. Justo después, la sintonía de La Clave y Balbín moderando un debate sobre máquinas inteligentes y bla, bla, bla.... Era el 22 de Noviembre de 1985.
He elegido esta frase para poner de manifiesto que ni me he muerto, ni sigo de vacaciones tal y como contaba en mi última aparición en el blog, allá por 2008. Ya he vuelto. Hace tiempo. Estoy vivo y con la sana intención de seguir aportando al blog inquietudes y experiencias, como persona sin mucho criterio que soy, y que es de lo que en definitiva va el blog.
Desde que me fui de vacaciones he hecho lo siguiente: he vuelto de vacaciones, he cambiado de trabajo, me he apuntado a clases de guitarra eléctrica, he visto la temporada 5 de mujeres desesperadas (gran serie donde las haya), juego a tenis y pádel y le dedico horas y horas a los niños que, por cierto, también están "estresántemente" vivos. He releído El Criptonomicón (gran libro donde los haya), he intendado mantener contacto con la gente de Lleida, Barcelona, la Llacuna,... a la que no quiero perder por el "simple hecho" de vivir en Zaragoza, y en fin, alguna cosilla más habré hecho aunque ahora no caiga en ello.
Estoy Vivo y con ganas de seguir aportando a este blog mis cosas, mis experiencias y vivencias. No prometo grandes artículos. Sólo seguir estando.
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