Después de un paréntesis de dos semanas vuelvo a la actividad “blogueril”. Tal ha sido el descalabro de mi habitual rutina que incluso he cambiado de look. La falta de tiempo y la vagancia en los escaso momentos de ocio han sido las causas de esta mutación estética que ha sufrido mi fisonomía facial. Es decir, me he dejado barba, o mejor dicho, me ha crecido barba.
He pasado de dejar de afeitarme diariamente (cosa que en contadas épocas he hecho) a llevar la típica barba de pocos días tan en boga actualmente para posteriormente lucir una incipiente barba de poco más de una semana. El último episodio de este ciclo ha sido la barba de un mes y los consiguientes cuidados que ello conlleva para no parecer un desaliñado: rasurarla a su justa medida y eliminar el vello facial y del cuello de manera que se perfile una barba más o menos correcta.
Las consecuencias del nuevo aspecto son variopintas. Sin duda la comodidad de olvidarte del afeitado periódico es lo mejor, pero por el contrario debes cuidarla y rasurarla con esmero y pericia (cualidad que no adorna mi personalidad).
Voy por la calle y el número de personas que me saluda ha decrecido. A las personas despistadas se les unen los más o menos cortos de vista. Quiero pensar que es porque no me reconocen. Así voy saludando por cortesía a una serie de gente que en ocasiones no responden a tan educada costumbre. Unas veces me miran raro, otras con intriga como quien quiere saber quién ese interlocutor que “les suena” pero no reconocen (por cierto algún día hablaré de eso de coincidir con una persona fuera del hábitat habitual de trato y el consiguiente desarreglo en tus esquemas mentales y no saber exactamente quién es pese a saberla conocida). Otras veces corresponden al saludo pero adivino yo sin reconocerme,…
La siguiente fase es sopesar las opiniones de las amistades para posteriormente:
a) abandonar este nuevo look que tan mal me sienta, al menos es lo que dicen los amigos
b) abandonar este nuevo look a causa de un error en el recorte de la barba y con la intención de igualarla vas cortando e igualando para acabar rasurando todo.
Es decir, mi barba tiene los días contados. No le doy más de una semana. Eso sí, para que podáis haceros una idea os dejo fotos con y sin barba ;)
He pasado de dejar de afeitarme diariamente (cosa que en contadas épocas he hecho) a llevar la típica barba de pocos días tan en boga actualmente para posteriormente lucir una incipiente barba de poco más de una semana. El último episodio de este ciclo ha sido la barba de un mes y los consiguientes cuidados que ello conlleva para no parecer un desaliñado: rasurarla a su justa medida y eliminar el vello facial y del cuello de manera que se perfile una barba más o menos correcta.
Las consecuencias del nuevo aspecto son variopintas. Sin duda la comodidad de olvidarte del afeitado periódico es lo mejor, pero por el contrario debes cuidarla y rasurarla con esmero y pericia (cualidad que no adorna mi personalidad).
Voy por la calle y el número de personas que me saluda ha decrecido. A las personas despistadas se les unen los más o menos cortos de vista. Quiero pensar que es porque no me reconocen. Así voy saludando por cortesía a una serie de gente que en ocasiones no responden a tan educada costumbre. Unas veces me miran raro, otras con intriga como quien quiere saber quién ese interlocutor que “les suena” pero no reconocen (por cierto algún día hablaré de eso de coincidir con una persona fuera del hábitat habitual de trato y el consiguiente desarreglo en tus esquemas mentales y no saber exactamente quién es pese a saberla conocida). Otras veces corresponden al saludo pero adivino yo sin reconocerme,…
La siguiente fase es sopesar las opiniones de las amistades para posteriormente:
a) abandonar este nuevo look que tan mal me sienta, al menos es lo que dicen los amigos
b) abandonar este nuevo look a causa de un error en el recorte de la barba y con la intención de igualarla vas cortando e igualando para acabar rasurando todo.
Es decir, mi barba tiene los días contados. No le doy más de una semana. Eso sí, para que podáis haceros una idea os dejo fotos con y sin barba ;)
Oye, pues no te queda mal... y al marido de Angelina tampoco XDDD
ResponderEliminarA mí con barba entera no, pero los hombres con perilla me vuelven loca. La barba completa efectivamente ya tiene como un aire más a "náufrago" que a look casual, jajaja.
saluditos!
Lillu: pero la gracia de la barba es la comodidad y una perilla da el mismo trabajo que ir afeitado, así que, de momento, seguiremos tal cual.
ResponderEliminarSaludos
¡Pero qué guapo estás, caray!
ResponderEliminarJajajá.
Me gustan los hombres con barba, pero una barba que se vea limpia, cuidada. No de ésa que parece evidenciar a un hombre desempleado que despierta con dolor de cabeza luego de una noche de farra; ni tampoco aquélla que se asemeja a la de un rabino judío.
Una barba de candado sí que puede resultar excitante.
Yomi.
Sese, yo tengo una maquinilla eléctrica graduable... va de perlas para recortar barba en un momento. Lo digo porque no quiero que desaparezca la barba antes que la llegue a ver (en persona, que en las fotos estás cambiado...).
ResponderEliminarApa doncs...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMar: ¿una barba candado?, ¿qué será?, ¿cómo será?. Investigaremos
ResponderEliminarGracias por la visita
Un saludo
Crespín: cierto, he de reconocer que en las fotos no he quedado muy bien,
ResponderEliminarNos vemos
jajajaja. Ay que ver lo que me suena tu cara....
ResponderEliminarEs igual, estás guapo de cualquier manera, hijo.
Un beso.
Natacha.
Natacha, es un poco aquello de que aunque la mona se vista de seda,... (pero al revés)
ResponderEliminarUn saludo
Yo no puedo dejarme barba. Al cabo de una semana no siento más que picores y una permanente sensación de incomodidad, de suciedad incluso. ¡No valgo para náufrago!
ResponderEliminarNo surrender: pues yo creo que nací para ser naúfrago (quiero queso!!), porque eso de afeitarse a diario no va conmigo.
ResponderEliminarHasta otra
Yo creo, querido amigo, que la barba es una de las muchas excusas del vago.
ResponderEliminarY a mi, tu vago vago no me pareces. Asi que venga, anímate y rasúrate.... (la barba digo...)
Sommer: no soy vago pero lo he sido durante un mes, y hé aquí, en mi cara, las consecuencias. Evidentemente me rasuraré, pero es posible que deje pasar primero esta ola de frío.
ResponderEliminarHasta otra