Una mujer se compra un armario en Ikea y lo monta en casa. Aparentemente todo sale correcto pero la vibración del metro que pasa debajo de casa hace que se descomponga.
Mosqueada la señora vuelve a montarlo esta vez siguiendo de pe a pa las instrucciones del libro explicativo.
Dicho y hecho. El armario vuelve a estar montado.
A determinada hora vuelve a pasar el metro y el mueble vuelve a desmontarse.
Atonita y mosqueada la señora vuelve a montar el mueble siguiendo de pe a pa las instrucciones del libro explicativo y apretando, además, a tope todos los tornillos, tuercas y demás.
Satisfecha por la nueva construcción la señora se desesntiende del armario.
Pero éste vuelve a derrumbarse al paso el tren metropolitano.
Mosqueada, atónita y enfurruñada la señora decide acudir a Ikea y explicar su caso a los empleados de la empresa sueca. Así lo hace y se decide, ante la inverisimilitud de la situación, que un operario de Ikea acuda a casa de la señora para garantizar la robustez de la construcción amparada por la experiencia del empleado.
Dicho y hecho el operario se persona en casa y monta el armario con rapidez, pulcritud y eficacia.
Pero el armario vuelve a descomponerse y la señora y el trabajador se quedan atónitos, mosqueados y enfurruñados.
Consulta con sus superiores y se decide que el experto en muebles vuelva a montar el armario con toda la perfección que sea capaz de desarrollar y que permanezca dentro del mueble para averiguar cuál es la causa del desmoronamiento del armario cuando pase el siguiente metro.
Así se hace.....
Y en eso que mientras está en el interior llega al domicilio el marido de la señora en cuestión y viendo el armario lo abre y sorprendido halla a un señor en su interior que ante la mirada dessafiante del marido le contesta:
¡¡¡¡NO SE LO CREERÁ USTED PERO ESTOY ESPERANDO EL METRO!!!!
Mosqueada la señora vuelve a montarlo esta vez siguiendo de pe a pa las instrucciones del libro explicativo.
Dicho y hecho. El armario vuelve a estar montado.
A determinada hora vuelve a pasar el metro y el mueble vuelve a desmontarse.
Atonita y mosqueada la señora vuelve a montar el mueble siguiendo de pe a pa las instrucciones del libro explicativo y apretando, además, a tope todos los tornillos, tuercas y demás.
Satisfecha por la nueva construcción la señora se desesntiende del armario.
Pero éste vuelve a derrumbarse al paso el tren metropolitano.
Mosqueada, atónita y enfurruñada la señora decide acudir a Ikea y explicar su caso a los empleados de la empresa sueca. Así lo hace y se decide, ante la inverisimilitud de la situación, que un operario de Ikea acuda a casa de la señora para garantizar la robustez de la construcción amparada por la experiencia del empleado.
Dicho y hecho el operario se persona en casa y monta el armario con rapidez, pulcritud y eficacia.
Pero el armario vuelve a descomponerse y la señora y el trabajador se quedan atónitos, mosqueados y enfurruñados.
Consulta con sus superiores y se decide que el experto en muebles vuelva a montar el armario con toda la perfección que sea capaz de desarrollar y que permanezca dentro del mueble para averiguar cuál es la causa del desmoronamiento del armario cuando pase el siguiente metro.
Así se hace.....
Y en eso que mientras está en el interior llega al domicilio el marido de la señora en cuestión y viendo el armario lo abre y sorprendido halla a un señor en su interior que ante la mirada dessafiante del marido le contesta:
¡¡¡¡NO SE LO CREERÁ USTED PERO ESTOY ESPERANDO EL METRO!!!!