Editando el post de Una historia esotérica recapacitaba sobre mis experiencias personales al respecto. No creo haber tenido ninguna vivencia “paranormal”. A lo más que me puedo referir es el típico juego de Ouija de adolescente en el que segurísimo que había alguien que movía el vaso. Por supuesto que no era yo, es que soy muy “legal”, pero no me tragué el bulo.
Al margen de ello nada de nada. No sé si esto es bueno o malo: con lo cagao que soy, creo que mejor dejemos las cosas tal como están y los espíritus no den por visitarme.
Pero eso era hasta ayer tarde. Puedo asegurar de que ya he experimentado tal vivencia extrasensorial.
Procedía a afeitarme con la regularidad acostumbrada. La máquina de rasurar permite lucir una barba de tres días regulándola al nivel dos. Gran invento pues te permite exhibir un look moderno, desenfadado, casual, a la par que no te conviertes en un esclavo del afeitado.
Pero vamos a lo que vamos, procedo al afeitado facial y una vez terminado el mismo me dispongo a limpiar el aparato rasurador de los incómodos restos capilares acomodados en los mecanismos de la maquina.
Pues eso, desmonto pieza a pieza no sin el temor de perder alguno de los pequeños artefactos que componen el aparato. En particular tengo miedo siempre de perder una especie de aguja que debo desmontar para el perfecto aseo del aparato. Algún día debía caérseme al suelo y ése fue el caso.
La puñetera agujita se me cayó al suelo y el resultado fue enojoso. No sé qué malvado espíritu ha visitado mi cuarto de baño y ha tenido a bien agenciarse el pequeño hierrecillo. Busco en el suelo la aguja de cuatro centímetros y nada, no aparece. Las baldosas del baño son blancas y debería verse perfectamente la agujita. Pero nada. Procedo a un examen visual baldosa por baldosa y nada. Procedo a un examen táctil baldosa por baldosa y nada. Examino las junturas del mobiliario de la estancia con las baldosas y nada. Paso un cepilló en la intersección de suelo y baldosas y nada. Barro la estancia y nada
La conclusión es clara: he vivido mi primera experiencia esotérica. Un espíritu debía estar en el baño mientras desmontaba la máquina de afeitar y viendo que caía al suelo la agujita de marras ha creído oportuno quedársela y gastarme esta pequeña broma.
Doy el asunto por zanjado y mi única opción es rogar a través de estas líneas al espíritu que me devuelva la aguja o la coloque en algún sitio que pueda encontrarla fácilmente.
Le doy dos días de plazo (*), si no deberé inventar algo para reemplazar tan insignificante pieza, ya me veo agenciándome una aguja de coser y cortándola con unas tenazas a la medida correcta para poder restituir en su totalidad la rasuradora y con ella el perfecto funcionamiento del mecanismo para poder proceder al siguiente afeitado
No creo en los espíritus pero “haberlos haylos”
Pd. Ya sé que como experiencia paranormal es una mierda, pero es lo que hay
(*) que conste que no es una amenaza, simplemente informo al espíritu que en tal plazo perderé la esperanza de recobrar la agujilla.
Al margen de ello nada de nada. No sé si esto es bueno o malo: con lo cagao que soy, creo que mejor dejemos las cosas tal como están y los espíritus no den por visitarme.
Pero eso era hasta ayer tarde. Puedo asegurar de que ya he experimentado tal vivencia extrasensorial.
Procedía a afeitarme con la regularidad acostumbrada. La máquina de rasurar permite lucir una barba de tres días regulándola al nivel dos. Gran invento pues te permite exhibir un look moderno, desenfadado, casual, a la par que no te conviertes en un esclavo del afeitado.
Pero vamos a lo que vamos, procedo al afeitado facial y una vez terminado el mismo me dispongo a limpiar el aparato rasurador de los incómodos restos capilares acomodados en los mecanismos de la maquina.
Pues eso, desmonto pieza a pieza no sin el temor de perder alguno de los pequeños artefactos que componen el aparato. En particular tengo miedo siempre de perder una especie de aguja que debo desmontar para el perfecto aseo del aparato. Algún día debía caérseme al suelo y ése fue el caso.
La puñetera agujita se me cayó al suelo y el resultado fue enojoso. No sé qué malvado espíritu ha visitado mi cuarto de baño y ha tenido a bien agenciarse el pequeño hierrecillo. Busco en el suelo la aguja de cuatro centímetros y nada, no aparece. Las baldosas del baño son blancas y debería verse perfectamente la agujita. Pero nada. Procedo a un examen visual baldosa por baldosa y nada. Procedo a un examen táctil baldosa por baldosa y nada. Examino las junturas del mobiliario de la estancia con las baldosas y nada. Paso un cepilló en la intersección de suelo y baldosas y nada. Barro la estancia y nada
La conclusión es clara: he vivido mi primera experiencia esotérica. Un espíritu debía estar en el baño mientras desmontaba la máquina de afeitar y viendo que caía al suelo la agujita de marras ha creído oportuno quedársela y gastarme esta pequeña broma.
Doy el asunto por zanjado y mi única opción es rogar a través de estas líneas al espíritu que me devuelva la aguja o la coloque en algún sitio que pueda encontrarla fácilmente.
Le doy dos días de plazo (*), si no deberé inventar algo para reemplazar tan insignificante pieza, ya me veo agenciándome una aguja de coser y cortándola con unas tenazas a la medida correcta para poder restituir en su totalidad la rasuradora y con ella el perfecto funcionamiento del mecanismo para poder proceder al siguiente afeitado
No creo en los espíritus pero “haberlos haylos”
Pd. Ya sé que como experiencia paranormal es una mierda, pero es lo que hay
(*) que conste que no es una amenaza, simplemente informo al espíritu que en tal plazo perderé la esperanza de recobrar la agujilla.